ARCOS
Es el fin del fútbol como lo conocemos
Lo interesante del fracaso de la Superliga no está en su corta vida o en su derrumbe instantáneo. Está en el concepto y en la visión que tienen los clubes grandes de sus jugadores.
La idea de una Superliga con los doce equipos más poderosos de Europa generó un revuelo enorme, una cohesión inédita por parte de los despreciados, una respuesta inmediata de la UEFA y de la FIFA, lo que generó la posterior caída del proyecto a las pocas horas, convirtiéndose en un verdadero bochorno. ¿Significa esto que la idea de un torneo europeo paralelo está descartada? Para nada. Es cosa de tiempo para que afinen el proyecto. No sería extraño que más temprano que tarde los grandes traten de instalar una nueva competición. Lo interesante del fracaso de la Superliga no está en su corta vida o en su derrumbe instantáneo. Está en el concepto y en la visión que tienen los clubes grandes de sus jugadores, de su "mano de obra". Eso no ha cambiado.
Los impulsores de la Superliga hicieron todo mal. Eligieron un pésimo momento (pandemia, semifinales de la Champions y Europe League), escogieron un vocero que genera demasiados anticuerpos (Florentino Pérez), optaron por la exclusión en vez de la inclusión y sobre todo, dejaron a la UEFA y FIFA fuera de la discusión. Estos dos organismos aún tienen el control y pasaron la aplanadora con amenazas que atemorizan a cualquiera: expulsar a los clubes de las competiciones continentales, impedir que los futbolistas de esos clubes jueguen la Copa del Mundo, desterrar a los equipos involucrados de los campeonatos oficiales. Esto, mucho más que la reacción de los hinchas, mucho más que los twitter de jugadores y entrenadores, mucho más que el desprestigio en la imagen pública, hizo que los clubes se comenzaran a bajar de este buque. ¿O creen que lo hicieron porque se percataron de la injusticia deportiva de su proyecto? Al revés, la UEFA y la FIFA no son, precisamente, órganos inmaculados de virtud. Si los hubieran incluido en el proyecto, si fueran parte de la ecuación en la Superliga, si recibieran parte de la tajada millonaria, sin duda que habrían apoyado el nuevo torneo. ¿O alguien cree que salieron a defender a los equipos chicos, a la nobleza del juego? Esta no fue una pelea entre buenos y malos. Esta fue una corta colisión entre egoístas que quisieron dejar a otros egoístas fuera de la fiesta.
Los grandes clubes de Europa vienen exhibiendo señales hace mucho tiempo de la visión que tienen del fútbol actual. "Nosotros le pagamos el sueldo", han dicho varias veces cuando un futbolista viaja a jugar por su Selección y regresa lesionado. Sobre todo si el jugador es sudamericano o africano. El fracaso de la Superliga no ha cambiado la concepción que tienen de sus futbolistas: mano de obra que debe estar a disposición de los clubes y de nadie más. Para ellos todo lo demás es secundario. Selecciones, mundiales, Copa América, Copa de Asia. Si fuera por los clubes poderosos de Europa, el primer mundo futbolístico, los jugadores no defenderían a sus naciones. El fútbol del primer mundo, de primera línea mundial, se ha convertido en una especie de esclavitud, pero muy bien pagada.
Es cosa de tiempo para que vuelvan a la carga. Seguramente afinaran la estrategia. Incluirán más equipos, cambiarán de vocero, mejorarán el proyecto y, sobre todo, es probable que incluyan a los máximos organismos del fútbol mundial. Con dinero encima de la mesa es probable que la UEFA, la FIFA, consideren que una nueva competición llegaría a enaltecer el fútbol y aportar al desarrollo del deporte más popular del mundo.