ORTEGA
¡Paren el leseo!
¿Qué une a Fernando Zampedri con Lautaro Martínez? Bueno, está claro que los dos son argentinos y por ahí hallamos el principal nexo. Ambos también actúan de centrodelanteros y, de una u otra forma, poseen un fuerte vínculo con el fútbol chileno. El primero en su papel de figura y goleador de la UC y Martínez también como estrella y compañero de Alexis Sánchez y Arturo Vidal en el Inter de Milán. Pero los atacantes han estado además en la mira recientemente, porque se mandaron flor de numerito al ver coartada su presencia en la cancha. Como si fueran irreemplazables, únicos en el planeta, sin nadie más que pudiera realizar la pega en ese momento.
Zampedri desechó el diálogo que le ofreció el DT Gustavo Poyet, tras el triunfo por 3-0 ante La Calera, partido en el que solo disputó algunos minutos. Parecía que los roles se hubieran invertido y el argentino fuera el DT y el estratega uruguayo su dirigido. Literalmente, el ariete cruzado lo mandó a la punta del cerro. En Italia, en tanto, a Antonio Conte no le tembló la mano (hizo su pega de entrenador) para reemplazar a Martínez en el complemento, pese a que recién había entrado en la fracción inicial por Sánchez. El argentino se mandó su show en la banca, pateando una botella de agua, y gritándole además al DT, que tampoco contó hasta 10. Le mandó de vuelta otro surtido de gritos.
La explicación ríoplatense, y nefastamente importada y arraigada en el fútbol chileno, da cuenta de estos episodios, aclarando que todo ocurre porque sus protagonistas 'tienen sangre en las venas'. Un absurdo, como si preservar el clima organizacional para la consecución de la tarea no tuviera ninguna importancia. Del respeto y consideración por el técnico, el compañero que entra y el resto del plantel, tampoco se oye padre. Es muy mala la idea de que las decisiones tomadas por quien conduce no son parte de las reglas del juego. Sin embargo, estas normas sí son muy bien aceptadas cuando el DT sí incluye entre los titulares al protagonista del hecho.
Los episodios no son más que una de las nuevas incivilidades en las que, a veces, caen los futbolistas. Existe otra de estas que también es harto nociva y la venimos palpando desde hace tiempo ahora que no hay gente en los estadios y se oye todo lo dicho en las canchas. Es la continua falta de respeto a los árbitros. Claro, muchos van a salir diciendo altiro que los jueces son malos, que no tienen vivencia, que no dominan 3 ó 4 con un globo ni adentro de un ascensor y blablablá. Estamos equivocados parece, pero no nos habíamos dado cuenta de que, en Chile, los jugadores y los cuerpos técnicos jamás se equivocan. Aceptar el error es parte del juego, qué le vamos a hacer.
Las pataletas en las sustituciones niegan la naturaleza intrínseca del fútbol. Este es un deporte de colaboración y oposición, concebido por lo tanto como un fenómeno social en que los actores ponen lo mejor de sí para alcanzar el objetivo colectivo que, en el alto rendimiento, no es otra cosa que el triunfo. Por eso, está pésimo hablar de competencia interna cuando convergen varios jugadores de buen nivel por ocupar uno o más puestos. Lo que se eleva es la colaboración interna del plantel, no la lucha por iniciar como titular en cada partido. El oponente, normalmente y a no ser que estemos equivocados, viste una equipación distinta y, en el momento del pitazo inicial, se ubica en el otro sector de la cancha.
Más que con el actuar de Conte (al principio mantuvo su foco en el juego, ignorando el enojo del argentino, pero explotó ante el desaire con gritos tan ampulosos como los del sustituido), vale la pena quedarse con la forma cómo Poyet manejó el asunto con Zampedri. No escaló en el conflicto, se fue por la tangente (Liderazgo Situacional lo llaman los expertos en el tema) y claramente no se le cayó la corona de entrenador. El momento de dejar en claro quién conduce al plantel no era ese, fue cuando sentó a Zampedri en la banca. Entendía el DT que Diego Valencia podía hacer bien la pega contra La Calera (anotó dos goles) y el argentino debía llegar más descansado al partido en que este miércoles la UC venció por la Libertadores, ante Argentinos Juniors. Fue por 1-0, gracias a un tanto del ariete trasandino, y parece que el entrenador muy equivocado no estaba.