El 4 de mayo, en un torneo realizado en Concepción, Laura Acuña (19) marcó 4:26:02 en los 1500 metros. La mediofondista nacional había realizado su mejor marca personal y la mínima para el Mundial Sub 20 de Nairobi. Sin duda, un momento de alegría para la joven atleta, que a inicios de año vivió el duro golpe de haber sufrido una crisis de ansiedad y, meses después, un contagio de Covid 19.
"Perdí casi todo lo que había ganado en el verano y todo eso me afectó mucho sicológicamente. Ahí empecé con un cuadro de ansiedad y a principios de este año estalló . Volví a entrenar en marzo y pasó que me contagié de Covid al igual que toda mi familia. Mi padre cayó entubado por dos semanas ", confiesa la oriunda de Villarrica.
Los golpes no quedaron ahí para la menor de los Acuña . La corredora tenía planificado un viaje a España para finales de junio, donde conocería a su entrenador, con quien mantuvo un vínculo a distancia durante tres años, pero todo se acabaría truncando: "Mi entrenador me llamó tres horas antes del vuelo para decirme que no podía ir porque los turistas no podían competir, solamente viajar". Esa sería la última vez que hablaría con su hoy ex entrenador.
- Le ha tocado un difícil 2021, con Covid 19 incluido… - El año pasado lo terminé con una crisis de ansiedad muy grande debido a que estaba clasificada para el Mundial de Atletismo Sub 20, me iba a ir España y tenía muchos proyectos, pero la pandemia lo arruinó todo. Me tuve que quedar encerrada en mi casa en Villarrica. Perdí casi todo lo que había ganado en el verano y todo eso me afectó mucho psicológicamente. Ahí empecé con un cuadro de ansiedad y a principios de este año estalló. En enero y febrero paré de entrenar porque mentalmente estaba muy mal. No podía dormir. Estuve con sicólogo y mis padres no sabían qué me pasaba. Me metí a un grupo de meditación, ahí una tía que es profesora de yoga en Islandia me ayudó y pude salir adelante. Volví a entrenar en marzo y pasó que me contagié de Covid al igual que toda mi familia. Mi padre cayó intubado por dos semanas. A mí me afectó muy mal y caí en cama con dolores insoportables.
- ¿La carga de las expectativas que se tienen sobre usted fue uno de los motivos de ese delicado momento que pasó a principios de año? - Fue mucha presión. Harta gente me decía que estos dos últimos años no había tenido grandes logros. El año pasado me afectó la pandemia y el anterior no logré rendir bien, entonces me decían que me estaba estacando y eso me afectó mucho. Todo acabó con el cuadro de ansiedad. Tuve insomnio por cuatro o seis meses, solo dormía algunas horas y no podía recuperarme de los entrenamientos. Rendía, pero por dentro estaba mal. Ahora estoy feliz, la verdad es que pensaba que no iba a sobrevivir.
- Me imagino que después del Covid-19 la vuelta a los entrenamientos le costó un montón… - Me costó mucho recuperarme. Había subido de peso al estar tanto tiempo parada, no me cuidé en ese tiempo que estuve con el cuadro de ansiedad, por recomendación de mi psicólogo. Me dediqué a disfrutar la vida. Cuando volví después de haber tenido Covid fue un mes con sensaciones horribles, corría tres kilómetros y tenía que parar. Me ahogaba y no podía continuar. Y los médicos no podían decirme una fecha sobre cuándo me sentiría mejor, incluso me dijeron que tal vez no me recuperaría nunca. Tenía que entrenar con el objetivo del Mundial en mente. Todo esto en el Cross Country de mi casa. Llegaba a sumar 126 kilómetros semanales, unos 18 diarios. Hace unas semanas competí en Concepción, corrí sola en la pista e hice mi mejor marca, 4:26 en los 1500 metros. Hice la mínima para el Mundial y quedé súper contenta.
Su objetivo en el Sudamericano y Mundial Sub-20 - ¿Qué hizo después de todo ese problema con el viaje y el entrenador? - Estaba súper mal. Estaba entrenando bien, había hecho mi mejor marca y era un sueño viajar a España. En toda mi carrera nunca había tenido un entrenador presente junto a mí, así que iba a ser la primera vez. La pasé muy mal esos días, así que decidí no quedarme en mi casa y viajé a La Serena. Hace unos días fui a una competencia en Santiago e hice mi segunda mejor marca personal, pero todavía tenía todo eso que había pasado en mi cabeza. Estoy bien físicamente, pero mi mente está en otro lado. En este momento estoy recibiendo ayuda de Bastián Cárdenas. Él me está ayudando con mis entrenamientos. De hecho, mi ex entrenador lo entrenó a él, así es que ya sabe más o menos su metodología.
- En los próximos días se le viene el Mundial de la categoría, ¿cuáles son sus expectativas? - Solo somos dos chilenos clasificados,: Nicolás Numair y yo. Mis expectativas son dar lo mejor de mí, pero con todo lo que ha pasado no sé cómo realmente andaré. Ojalá pueda quedar entra las ocho finalistas.
-En otro tema, ¿no se le ha presentado la oportunidad de irse a estudiar becada a Estados Unidos, al igual que Martina Weil o Claudio Romero? - Sí, me mandan becas todos los días (se ríe). Ayer me llegó una, de hecho. El tema es que no me gusta la metodología gringa, allá te hacen competir mucho. Si bien hay buen nivel, se compite demasiado, a veces a mitad de semana, y resulta una carga muy fuerte para el cuerpo. La mayoría de los atletas que se han ido allá desde Chile acaban sin rendir mucho porque se terminan lesionando. Sacan una carrera y aprenden inglés, pero ese no es mi objetivo. Mi meta ahora es correr fuerte y no estoy dispuesta a lesionarme.