ORTEGA
El suplente en Italia
Arturo Vidal comenzó en buena forma la temporada más difícil que vivirá en Europa. Solo en su llegada al Bayer Leverkusen, con 20 años y no más de 50 partidos en Colo Colo, afrontó algo parecido. No sabíamos aún el tremendo jugador que iba a ser y, por lo tanto, era grande la incógnita en torno a si realmente andaría bien en el exigente fútbol de Alemania.
Está claro que Simone Inzaghi no tiene considerado al chileno en el trío de mediocampistas titulares que contempla el sistema de juego 1-3-3-2-2 que suele emplear el nuevo DT del Inter de Milán. Los trascendidos que hablaban de una posible salida de Vidal del club algo de asidero tenían entonces. Por lo mismo, no fue sorpresa la suplencia del hombre de la Roja durante el debut en la Serie A contra el Genoa.
Sin embargo, con su buena actuación en los minutos disputados, el volante nacional dejó en claro que no le va a hacer la vida fácil al DT italiano. Desde el punto de vista futbolístico, por cierto. No con los desplantes en redes sociales, cuando estuvo algo desplazado en el Barcelona, ni con los gestos de desagrado a Martín Lasarte al ser sustituido en la Roja durante la Copa América. Claro, apenas recién parte la temporada y muchas cosas seguramente van a pasar, pero el chileno muestra hoy que está dispuesto a “pelearla” desde la banca.
Inzaghi intenta desarrollar un juego con más contenido estético que el de Antonio Conte. La conformación del mediocampo ante el Genoa lo dejó de manifiesto, con la presencia de dos talentosos, Nicolo Barella y Hakan Calhanoglu, en la dupla de volantes mixtos o interiores. En esta función, al DT le agradan más el toque, la circulación del balón y la acumulación de combinaciones para nutrir de juego a los atacantes y así llegar al arco rival. Dos "10" jugando de ''8", el sábado pasado, son una prueba clara de esto.
En la temporada que comienza, el Inter apuesta por una zona de volantes con mayor énfasis en la posesión del balón y no tanto en el ida y vuelta. Un juego de tenencia y circulación desestimando -en la medida de lo posible en el fútbol actual- exacerbar las transiciones. Está claro, entonces, que Vidal la va a tener difícil.
La forma de juego de Inzaghi demanda principalmente otros contenidos tácticos a los mediocampistas. Generación constante de apoyos de posesión, aglutinar en un sector gracias al toque y liberar hacia otro punto de la cancha, y no profundizar con el balón hasta que la brecha de penetración sea evidente en la defensa contraria son, entre otros, algunos de los componentes de juego que procura desarrollar el DT.
No es que Vidal sea negado para esto y no pueda insertarse en un contexto táctico de esta naturaleza, pero en un ámbito así evidentemente no luce. Lo suyo es la intensidad, el ir y venir por el eje de la cancha, los apoyos de ruptura, las apariciones para anotar de cabeza, la sorpresa de un remate desde afuera del área e ir a la refriega cuando el oponente domina a través del control del balón.
Si jugó dos años en el Barcelona, perfectamente puede funcionar en la nueva versión del Inter, porque además el chileno todavía es un crack. Ahora puede ocurrir también que Inzaghi, con Vidal en la cancha (como ante el Genoa, duelo en que anotó un gol y dio una asistencia), detecte que su escuadra adquiere otra consistencia y le empiece a generar dudas la suplencia del hombre de la Roja. Sobre todo cuando la temporada avance, la participación en la Champions League sea más exigente y el juego de posesión, con cuotas de estética y bonito para la galería, no sea suficiente.