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El chileno que se fue a vivir a Islandia y hoy juega en la cuarta división

Ronald Olguín llegó al país nórdico en 2016, donde formó una familia y se estableció. Hoy juega en el Ísbjörninn, de la cuarta división.

El chileno que se fue a vivir a Islandia y hoy juega en la cuarta división

Ronald Olguín construyó una vida atípica en relación al común de los chilenos. Este supervisor de Higiene y Seguridad llegó en 2016 a Islandia, convencido por quien, en aquel momento, era su novia: "Ella es chilena, pero se fue a los 16 a Islandia. Yo la conocí porque después volvió a Chile de intercambio, así que en la universidad comenzamos a pololear. Después de un tiempo ella debía volver y me preguntó si intentábamos hacer una vida acá, así que acá estoy. Llevamos casi cinco años viviendo en la capital, Reikiavik".

Lo cierto es que Olguín terminó estableciéndose en uno de los países más bellos del mundo, característico por sus volcanes, géiseres y glaciares, y donde habitan apenas 300 mil personas. Sin embargo, no todo fue tan positivo en un comienzo. La adaptación es un tema importante al llegar a la nación nórdica. Él, admite, aún no aprende a hablar bien el islandés. Por lo mismo, su vínculo con el fútbol fue vital para aclimatarse rápido a su nueva vida. Hoy es parte del club Ísbjörninn, de la cuarta división.

"A mí me costó, pero no tanto. Creo que le costaría más adaptarse a alguien que no tenga familia acá, sino que venga a buscar la vida, a ver qué pasa. Quizá hacerte de amigos y todo eso es más complicado, pero por suerte, cuando yo llegué acá, comencé a jugar fútbol de inmediato y eso me ayudó. Hay mucha gente que llega acá y se encierra, o va del trabajo a la casa y viceversa. A mí me sirvió mucho el fútbol, porque me sacaba un poco de esa rutina", revela.

 - Hoy juega en el Ísbjörninn, en una división amateur. ¿Qué se necesita para entrar al club?
- Sí, en este club estoy hace dos años. La verdad es que no se necesita demasiado. Obviamente hay pruebas masivas, pero si tienes cierta calidad vas a quedar y jugar sí o sí. En esta división, la cuarta, hay muchísimos equipos. De hecho, son 5 grupos de 8 clubes cada uno. Juegan por grupos y después los dos primeros de cada uno entran a los playoffs, y los finalistas ascienden a tercera, que ya es más profesional. El año pasado quedamos fuera de playoffs por diferencia de  goles, así que bueno. La mayoría de los que juega aquí son islandeses, polacos, hay un par de españoles y yo, que soy el único sudamericano.

- También tienen una división de futsal, ¿usted compite ahí?
- Ahí sí que somos fuertes. En 2019 llegamos a la final y la perdimos en tiempo extra. La liga también es con formato playoffs, pero compiten clubes de todas las divisiones. Nosotros perdimos la final con un equipo de Primera. Es súper importante, porque el que gana juega la Champions League de fútbol sala.

- ¿Y en Chile jugó fútbol?
- Jugué en las infantiles de Palestino, pero después lo dejé de lado, porque empecé con el tenis de mesa. Hasta me metí a un club. Después también dejé de lado eso y me puse a hacer básquetbol. Me gustan todos los deportes, en verdad (ríe).

Ronald Olguín, defendiendo la camiseta del Ísbjörninn.
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Ronald Olguín, defendiendo la camiseta del Ísbjörninn.

- ¿Nunca pensó en dedicarse al fútbol de manera profesional?
- Claro que sí, como todo niño yo creo. Yo me acuerdo que tenía discusiones con mi mamá, porque la tele estaba prohibida el fin de semana, nadie podía verla. Y yo la prendía igual y estaba todo el día en ESPN. Hasta golf veía (ríe). En la familia me decían "pero si es tan fome", y yo les respondía "pero es un deporte, poh. Quiero verlo". Después, como te dije, pasé por varios deportes e intenté reengancharme con el fútbol como a los 18 ó 19 años, lo que ya era medio difícil, porque a esa edad, generalmente, en Chile ya están haciendo la transición al primer equipo. Recuerdo que fui a probarme a la U en ese momento, me seleccionaron en la prueba masiva y después había otra más, en el Caracol Azul. En ese tiempo estaba Ronald Fuentes viendo las inferiores. Yo ese día justo estaba enfermo, fui con amigdalitis y 38 de fiebre (ríe). No jugué tan mal, creo, pero no quedé. Después más grande ya solo jugué en partidos con amigos, ligas comunales y cosas de ese tipo.

-  ¿Tiene algún equipo chileno favorito?
- Ultra fanático no soy, pero sigo a Colo Colo. Aunque no veo todos los partidos, por el tema de los horarios (allá hay tres horas más que en Chile). Pero siempre estoy atento, veo los resúmenes al otro día. Este año sí que la pasé mal, con el peligro del descenso. Pensaba "no puede ser, si bajamos ya no seremos el único club que nunca ha estado en Segunda" (ríe).

- ¿Iba al estadio cuando estaba en Chile?
- Cuando era pequeño era harto de ir, junto a mi papá y un amigo de infancia. Recuerdo que la primera vez que fui al Monumental, fue para el Superclásico contra la U, el 95. Yo era chico, no recuerdo tanto, pero sí que Marcelo Espina hizo dos goles y ahí se convirtió en ídolo. Eso no se me olvidó más.

Complejo deportivo Kórinn, en Islandia. Allí entrena el Ísbjörninn.
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Complejo deportivo Kórinn, en Islandia. Allí entrena el Ísbjörninn.

- ¿No le dan ganas de volver a Chile?
- En este momento no. Para nada. Quizá lo único que cambiaría de acá es el clima, porque en invierno tienes solamente cuatro horas de luz y en verano es al revés, no tienes noche. Si volviera a vivir en Chile, sería para darle una enseñanza a mis hijas, para que vean cómo se vive en Chile y que conozcan la realidad de otros países. Que valoren más lo suyo. Yo acá estoy mucho mejor que si estuviese en Chile. Y yo amo a mi país, me siento orgulloso, pero hay que decir las cosas como son. A lo mejor, cuando esté más viejo, la nostalgia será más fuerte. Como mis suegros, que lo único que quieren es volverse para allá (ríe).