Feriante en pandemia y agricultor: la dura ruta del arquero menos batido de Chile
Eduardo Miranda brilla en el arco de Deportes Limache, que sueña con ganar el título en la Segunda Profesional. Eso sí, para este presente, 'Edu' ha tenido que luchar muchísimo.
El fútbol de ascenso está plagado de historias de vida increíbles. La de Eduardo Miranda (28) es una de ellas. 'Edu' siempre convivió con experiencias más cercanas al sufrimiento, pero él valora cada cosa que tuvo que pasar para hoy, ser el arquero menos vencido de Chile en todas las categorías profesionales. Solo ha recibido nueve goles en 13 partidos.
Miranda ataja en Deportes Limache, donde ostenta el tercer promedio de gol en contra más bajo del país: 0,69. Dicho registro solo es superado por el de Matías Cano de Coquimbo Unido (0,61) y Brayan Cortés de Colo Colo (0,63). Estos números cuentan 13 o más duelos disputados.
"El trabajo ha sido de todo el plantel. Me gusta tener la valla menos batida, es una motivación para los próximos partidos y luchar por nuestro objetivo, que es ascender. No le damos tanta importancia a los rivales, creemos que tenemos las armas para sacar adelante los partidos. Obviamente los analizamos, pero no estamos pendientes de sus resultados", dice Miranda a AS Chile.
"Tenemos grandes nombres como Gonzalo Abán, Daniel 'Popín' Castro, Diego Huerta, que están pasando un gran momento y nos ha llevado a mantener un rendimiento sin desesperarse", agrega.
"Siento que represento a los arqueros que tiraron la toalla"
Pero para vivir esta actualidad, Miranda debió sufrir muchísimo. Pasos por el amateurismo, donde conoció las mayores precariedades, lo fueron formando para no decaer y perseguir su sueño. Es por eso que tiene una mirada muy particular sobre su carrera.
"El mejor momento de mi carrera es el presente. Trabajo para mejorar día a día y con ello obtener resultados. No me desespera la idea de que llegue algo mucho mejor", afirma.
Feriante a domicilio
Eduardo Miranda había firmado contrato con General Velásquez para afrontar la temporada 2020. Hasta ahí, todo iba bien, pero el coronavirus y, según él, incumplimiento del contrato por parte de la dirigencia del club, cambiaron de la noche a la mañana su panorama. No le pagaron su sueldo y debió arreglárselas.¿Cómo? Él lo cuenta a AS.
"El Sifup nos mandaba 100 lucas mensuales y una cajita de mercadería. Vendí mi auto y me endeudé para comprarme una camioneta. Con ella empecé a trabajar. Compré papas, cebollas, paltas en Peumo, frutas y las vendía a domicilio. Así pude 'parar la olla'", dice.
"Fueron momentos duros. No tenía ganas de volver a jugar a Velásquez. César Bustamante me convenció para volver. Conocí gente humilde, buena... de repente me reclamaban porque las papas les salían malas, entonces les regalaba una malla de cebollas", sentencia riendo.