ADN RadioConcierto Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

ARCOS

El desgobierno

En esta Universidad de Chile quienes han salido a poner el pecho a los dardos han sido el entrenador y algunos jugadores, sobre todo los más grandes.

El desgobierno
ANDRES PINA/PHOTOSPORT

Universidad de Chile perdió por goleada contra Melipilla, un equipo que sigue peleando por zafar del pantano del descenso y que venció con inapelable justicia. De los últimos siete partidos, la U ha caído en seis, sumando apenas un punto de 21 unidades posibles.

Esteban Valencia ha sido el entrenador de la Universidad de Chile desde que reemplazó a Rafael Dudamel el 6 de junio de este año. Arrancó bien, sumando victorias importantes como el triunfo ante la Universidad Católica. Pero tras perder el Superclásico contra Colo Colo el equipo se desplomó. ¿Tiene responsabilidad Valencia en este momento? Por supuesto, es el técnico. Él decide quién juega, quién no juega, quién sale, quién entra. Esteban Valencia no ha eludido esa responsabilidad. Ha salido a blindar a los jugadores pese a sus magros rendimientos individuales y ha asumido lo que le corresponde a su rol de entrenador.

En esta Universidad de Chile quienes han salido a poner el pecho a los dardos han sido el entrenador y algunos jugadores, sobre todo los más grandes, que protegen a los jóvenes que hacen sus primeras armas en un momento que no es virtuoso.

Pero nadie más da la cara en la Universidad de Chile y en el fútbol, como en todas las actividades, es necesario dar la cara en la ganancia y en la derrota.

El nuevo presidente de Azul Azul, Michael Clark no habla. El nuevo director deportivo de los azules, Luis Roggiero, tampoco habla. El nuevo director ejecutivo, que antes fue el presidente, Cristián Aubert, tampoco habla.

¿Cambia algo si rompen el silencio? En la cancha quizás no, pero dar la cara es lo que corresponde. Lo que necesita un club, grande, mediano o chico. Que todos asuman responsabilidades. La comunión entre dirigencia, cuerpo técnico y jugadores debe estar ensamblada para formar algo parecido a un proyecto deportivo. Una ecuación a la que ahora sumamos un nuevo actor relevante: los dueños.

El problema de la Universidad de Chile es multifactorial. Con 18 puntos en juego, aún tiene chances de meterse en Copa Internacionales, pero el rendimiento no los acerca demasiado a esa esperanza matemática. El misterio respecto a quienes son los dueños de Azul Azul pasó de ser intrigante a desconcertante. Y en cualquier momento ese mutismo se convierte en sospechoso. Un club así de grande, cuyo nombre representa a la entidad más importante de la República, no puede mantener bajo secreto quienes son los controladores de su administración. La tibia posición de la Casa de Estudios respecto a la propiedad de Azul Azul no ayuda a aclarar sino que más bien oscurece el cuadro.

Puede ser legal, sin ninguna duda, pero esto va más allá de lo legal. El fútbol tiene implicancias hacia los aficionados, aficionadas, factores culturales y sociales que no se transan en una bolsa de valores. El fútbol no es sólo matemáticas. Incluye, entre otras cosas, dar la cara cuando la mano viene mala y no inmolar siempre al entrenador de turno.

Este es un desgobierno. Y quienes más sufren los desgobiernos suelen ser los que menos responsabilidad tienen en los desplomes.