Maira
El último gol de Caszely
El hincha de Colo Colo no olvidará nunca dónde estaba el de 17 de febrero de 2021 cuando el equipo de sus amores estaba obligado a ganarle a Universidad de Concepción para evitar caer por primera vez en su historia a la segunda categoría del fútbol chileno. Ese día Daniel Guerrero intentó calmar los nervios compartiendo en Facebook una historia desconocida para la gran mayoría que lo ubicaba por sus populares canciones en el dúo La Sociedad y su larga carrera como productor y solista.
Uniformado de blanco y negro, un joven Guerrero aparecía en una foto que ilustraba los días en que integró las divisiones inferiores de Colo Colo tras ser descubierto por Mirko Jozic en una visita a su colegio. En el texto contaba sobre esta pasión que marcó su vida y describía una época en extinción.
“El futbol fue sin duda el deporte del pueblo, en la calle, con sapos que avisaban cuando pasaba un auto. El fútbol fue barrio, compañerismo, tomando agua de la misma botella. El fútbol fue aprender a olvidar el dolor por una causa mayor, el triunfo”.
Ese romanticismo futbolero es el que Guerrero quiso recordar en “Gol de Caszely”, su más reciente canción que homenajea a su ídolo de infancia desde un prisma personal. El camino más fácil habría sido levantar a la figura de turno con una canción que aprovechara su buena racha. Por ejemplo, una cumbia para Ben Brereton. Pero Guerrero tomó otra vía y narró su propia historia de admiración a Caszely en una melodía de esas que enganchan en la primera escucha. Ahí está la universalidad de esta joya futbolera que en casi cuatro minutos lleva a acordarnos de nuestros propios ídolos.
Disponible desde el mes pasado en plataformas de streaming, la canción incluye escenas como el poster del ídolo pegado en su pieza y su padre sosteniéndolo en hombros para ver pasar el bus de Colo Colo. “Gol de Caszely” lleva a esos días en que regía la ley no escrita de ser hincha del club de tu pueblo al que le imaginabas partidos completos escuchados por la radio.
Las formas han cambiado. En los niños los posters fueron reemplazados por la figurita difícil del videojuego de fútbol, el preciado autógrafo pasó a ser una desechable selfie y el fervor pasó del club local al equipo que pelea la Champions. Pero si hay algo que se mantiene es la pasión por los ídolos porque al final del día todos tenemos nuestros propios Caszely.