Gabriel Sarria (22) vive días felices. El defensor chileno, hoy ya de vuelta en Antofagasta, club dueño de su pase, celebró por primera vez un título en el fútbol profesional tras consagrarse campeón del Ascenso con Coquimbo. En un equipo repleto de jugadores experimentados, el joven zaguero supo ganarse un espacio: disputó 467 minutos en el certamen y colaboró para la consecución del esperado campeonato. "Se me vinieron muchos recuerdos, muchas cosas a la cabeza. Pensé en mi familia, en mi hija..." , adelanta, en conversación con AS.
Sin embargo, Sarria tuvo poco espacio para celebrar: su préstamo de un año en el 'Pirata' finalizó y ahora piensa en el futuro. Uno que, probablemente, esté en Deportes Antofagasta, club dueño de su pase, donde nació futbolísticamente y en el que espera cumplir una promesa a quien fue una de las personas más especiales en su vida: "Me gustaría quedarme porque mi abuelo fallecido era hincha del club. Él siempre me guía, quiero cumplirle su sueño y que esté tranquilo". Aquí, uno de los actuales campeones del Ascenso habla sobre sus inicios, su temporada en el 'Barbón', lo que significó compartir con jugadores como Paredes y Beausejour, y relata los sueños que espera cumplir.
- ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol? - Es un poco fuerte para mí. Me recuerdo de mi abuelo. Él falleció hace varios años, cuando yo era pequeño, así que tengo pocos recuerdos de él, pero importantes. Mi familia siempre me dice que él fue quien me llevó a la cancha por primera vez. En los primeros partidos me tiró a jugar con unos niños más grandes. También me acuerdo una vez que me llevó a la cancha, me tiraron un pelotazo y salí corriendo. No quería nada con el balón (risas). Pero él seguía insistiendo. Me llevaba a esas canchas que están en el Estadio Calvo y Bascuñán, las 3 y 4, que antes eran de tierra. Después crecí y él falleció. Yo seguí, porque mi mamá me llevaba a todos lados. En esa época igual jugaba campeonatos de baby por aquí y por allá. Hasta que la mamá de una compañera de colegio me llevó a un club Anfa, el Huracán Fútbol Club. Les dijo a los profesores "aquí hay un niño que quizás les pueda gustar". Me probé y quedé. Estuve ahí hasta los 14 años, que fue donde entré a Antofagasta. Recuerdo que mi mamá siempre me decía "Gabriel, ¿estás seguro de ir a probarte?", porque ella tenía miedo que me rechazaran y yo perdiera el encanto con el fútbol. Yo le decía "estoy seguro que voy a quedar". Y así pasó.
- ¿En qué etapa decidió que quería ser futbolista profesional? - Desde chico tuve el sueño. Aunque mi papá me tiraba siempre para el lado de los estudios. Me decía que primero eso y después me iba a dejar ser futbolista. Él creía que, de ser bueno, el fútbol siempre te iba a esperar. Mi mamá era todo lo contrario, quería que yo me fuera, que jugara no más. Como la típica mamá que ve por los sueños de los hijos (risas). Pero a mi papá le agradezco hasta hoy, porque por eso tengo cuarto medio y tengo un título de Mecánica Industrial en el Colegio Don Bosco de Antofagasta, así que estuvo bien lo que me decía.
- ¿Fue muy difícil la etapa de juvenil? - No sé si tanto. No fue tan sacrificada. O sea, la gente ve sacrificio porque uno, que es niño, viaja varias horas, pero yo no lo tomaba así porque siempre tuve el objetivo de jugar a la pelota, de disfrutar y llegar a ser futbolista. A veces tenía que levantarme súper temprano, o llegar de noche a la casa, porque en Antofagasta entrenábamos de tarde, pero nunca lo tomé como sacrificio. Tampoco tuve que pasar hambre, gracias a Dios. No soy de una situación económica buena, pero sí estable y nunca nos faltó nada, ni a mí ni a mi hermana chica.
La temporada soñada en Coquimbo - ¿Cómo evalúa esta temporada? ¿La ve como una consagración? - En realidad, tomo este año como el inicio de mi carrera. En Antofagasta no tenía continuidad, por varios motivos, así que se me dio la posibilidad de ir a Coquimbo y no lo dudé. Agarré camiseta, estuve citado en la mayoría de los partidos, cosa que antes no pasaba, participé harto en Copa Chile, que además fue histórico para el club porque llegamos hasta semis por primera vez. Se hicieron bien las cosas este año, hubo cosas positivas. También alcancé a jugar muchos minutos en el Campeonato. Así que lo veo como el primer paso de mi carrera.
- ¿Qué fue lo primero que pensó cuando fueron campeones? - Se me vinieron muchos recuerdos, muchas cosas a la cabeza. Pensé en mi familia, en mi hija, en mi señora. También en mi mamá, que la sufrió conmigo. Lo primero en lo que uno piensa es en la familia y en el esfuerzo que uno hace. En el fútbol las cosas a veces no salen, y en este momento sí. Además era el objetivo, por el equipo que teníamos y por tener a varios referentes como Esteban Paredes, Jean Beausejour o Carlos Carmona.
"Uno los mira, porque es inevitable... Bose, por ejemplo, que ya tiene varios años en esto, la sigue rompiendo" Gabriel Sarria, sobre compartir con jugadores experimentados - ¿Qué recuerdos tiene de ellos? - Creo que fue un proceso que pasé súper rápido, al estar día a día con ellos. Tengo algunos flashes, por decirlo de algún modo (risas). Yo aprendí mucho, y creo que cualquier jugador quiere aprender de ellos. Todo lo que entregan es positivo y son profesionales desde que se levantan hasta que se acuestan. Uno los mira, porque es inevitable... Bose, por ejemplo, que ya tiene varios años en esto, la sigue rompiendo. Sigue igual de potente que siempre. Este año fue de mucho aprendizaje.
- Sobre el final hubo una lucha durísima con Copiapó. ¿Había presión? - No, era lo que menos teníamos nosotros. Sabíamos que haciendo bien nuestra pega, los resultados se iban a dar solos. Nunca entramos con presión. El profe Héctor (Tapia) nunca nos dijo "chicos, miren esto, nos siguen de cerca" ni nada de eso. Solo entrenábamos fuerte y nos preparamos bien. Queríamos salir a la cancha y ganar todos los partidos.
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Gabriel Sarria (derecha) disputa el balón con Luis Felipe Pinilla, de Fernández Vial. Cuartos de final, Copa Chile 2021. - La labor de Héctor Tapia fue fundamental. ¿Por qué cree que se dio así? - Yo creo que la principal labor del profe fue encontrar la unión de grupo. A él le gustaba que el plantel estuviera bien, siempre pensando positivo. Siempre estaba atento a todo, además, nunca se le pasaba algo. Juntó experiencia con juventud, con chicos que recién comenzaban su carrera y transformó eso en algo positivo. Siempre tuvo claro el objetivo, que era ascender. Él nos hizo entender que éramos todos iguales, que todos sumábamos. Él no permitió nunca que el grupo se desarmara.
- Y en su caso, ¿qué tan importante fue el DT? - Solo tengo agradecimiento para él. Me llevó pese a que no había demostrada nada hasta el momento, más allá de jugar algunos minutos. Mi familia también porque saben que él fue quien me dio la oportunidad. Incluso, el primer partido del Torneo ante Iquique me puso de titular. Hasta el día que termine mi carrera me voy a acordar de él.
- Se terminó su préstamo con Coquimbo y volvió a Antofagasta. ¿Qué expectativas tiene? - Mi intención es quedarme en Antofagasta, el club donde nací. Ahí llegué cuando chico, cuando tenía 13 o 14 años y como todo niño, quiero jugar en el equipo que me vio crecer. Pero, si no es acá, tendrá que ser en otro lado. Así es esto. Quiero seguir creciendo como jugador. Todo lo que pude lograr este año, que es poquito, aumentarlo el próximo. Si este año jugué 700 minutos, ojalá el otro año jugar 1.500 o 2.000, o todos los que pueda. Quiero mejorar futbolísticamente en todo sentido, desde lo sicológico hasta lo físico.