Es ídolo de O'Higgins, pero hoy inicia una nueva etapa: "No me pongo fecha de límite"
Albert Acevedo se marchó del cuadro de Rancagua tras una década. Con 38 años, intentó continuar en el club, pero no estaba en los planes. Se convirtió en refuerzo de Magallanes.
El 27 de noviembre es una fecha especial en la carrera futbolística de Albert Acevedo. El zaguero vistió por última vez la camiseta de O'Higgins luego de una década en el club. Los locales igualaron sin goles contra Antofagasta y, aunque estuvo en la suplencia y no ingresó, los hinchas del cuadro de Rancagua lo despidieron con cánticos y una ovación. Era probable que no continuara en el plantel, lo que finalmente le fue confirmado con el paso de los días, y él retribuyó el adiós por largos segundos en la cancha de El Teniente. Hoy, Acevedo, de 38 años, se transformó en refuerzo de Magallanes para seguir jugando sin olvidar el último día con la tricota celeste.
"Son sentimientos importantes, uno no se imagina esto. Creo que no se da mucho que los jugadores puedan estar 10 años en un club. Casi siempre están tres o cuatro años como máximo y luego parten a otros equipos. Se producen estos lazos que son más profundos. Lo que pasó en el último partido fue una muestra de cariño de la hinchada, nadie sabía que yo finalizaba contrato este año y todo dependía de si se podía renovar o no", manifiesta el ex zaguero de O'Higgins a AS.
Acevedo fue ratificado en el club del Ascenso este jueves, a través de redes sociales: "Le damos la bienvenida a un jugador que cuenta con una gran trayectoria", escribió Magallanes. El futbolista quería continuar: "Mi idea era ir donde realmente me sienta querido, valorado, donde me necesiten y sienta que puedo aportar. Yo quiero seguir jugando fútbol. A medida que pasan las temporadas, voy viendo en qué capacidad estoy y así lo he ido haciendo en estos últimos años". Ahora tendrá un nuevo desafío.
- ¿Fue una sorpresa la despedida de los seguidores del club?
- Mira, yo les agradezco ese gesto a los hinchas. Después, ellos me comentaban que no sabían si iba a seguir o no. La intención era demostrarme su aprecio y de mi parte también mostrarles también mi aprecio hacia ellos. El viernes 24 finalmente se tomó la decisión de que no iba a seguir en el club, fue una decisión en conjunto también. Terminó así este largo período mío en la institución.
- ¿De todas maneras su intención principal era continuar en O’Higgins?
- Claro, mi intención siempre fue continuar en el club hasta cuando tomara la decisión de no jugar más o hacerla en conjunto con la institución. Pero en este caso el club ha tomado medidas y ningún jugador de los que terminó contrato había renovado, creo que somos como 14 los que estamos fuera. En mi caso, dependía de lo que quería el técnico (el argentino Mariano Soso), si me iba a considerar o no. En ese punto no encajaba y cuando deportivamente uno no es considerado, lo demás se hace más complicado. Así fue.
- ¿Cómo fue la negociación?
- Conversamos, a lo mejor el club tenía intenciones de que pudiera continuar allí, pero deportivamente todo se ve mermado por la consideración del entrenador. No es más que eso y, por lo tanto, se llegó a la idea de que lo mejor era no continuar, porque tengo intenciones de seguir jugando, lógicamente. Si decidía no jugar más, me daban la posibilidad de trabajar en las divisiones menores, pero como mi intención era seguir siendo jugador de fútbol no pude continuar en el club.
- ¿En el momento de la partida, qué evaluación realiza de su década en Rancagua?
- Sumando todos los años, fue el club donde más estuve, junto con Unión Española, donde me formé, aunque ahí no pude debutar profesionalmente, lo hice en Universidad Católica. Cuando lo veo de esta manera, me sorprende cómo se fueron dando las cosas. Terminé el 2008 en Católica y me llamó (Jorge) Sampaoli para venir a O’Higgins y el club había ascendido el 2005. De O’Higgins, sabía muy poco, prácticamente solo lo que veía en la televisión. Cuando llegué el 2009, ya estaban (Jean) Beausejour y el Chapa Fuenzalida y me contaban cómo se manejaban las cosas y empecé a darme cuenta cómo era el club.
- ¿Qué recuerdos guarda de esa primera etapa?
- Me recibieron muy bien y, de a poco, se empezó a generar este lazo que uno no lo busca, sino que surge por sí solo. En esto también fue influyente mucha gente que conocía el club de antes. Por ejemplo, recuerdo cuando el 2010 volvió el (Roberto) Beto González, el 2009 Diego Olate, Carlos Herrera. Ni hablar de Víctor Andrés Rojas, de don Raúl, que eran los utileros. Conversábamos, me iban contando la historia, cosas que iban pasando. Conocí en ese entonces también a la tía Mónica y otros hinchas del club. Me empecé a culturizar en la historia del club, sin yo saber. De a poco se fue generando este sentimiento de mi parte, de cómo había sido el club, de las cosas que habían pasado, de lo que se había sufrido. Aunque ya no es tan joven, es un club de una edad media, está lejos de ser de los más viejos. En los dos primeros años fui conociendo la forma de vivir en el club y también estuvo el tema familiar, el crecimiento de los hijos.
- De ahí usted se va a Universidad de Chile por solicitud de Sampaoli.
- Sí, me voy a la U y O’Higgins sale campeón el 2013. El 2014, en la U no iba a ser considerado por el entrenador y estaba la opción de volver al club y jugar la Copa Libertadores. Yo quería jugar la Copa con O’Higgins, estaba súper motivado, había súper buen equipo. Estaba (Eduardo) Berizzo de entrenador, estaba el Tucu (Pablo) Hernández, (Paulo) Garcés, Braulio Leal, (Luis Pedro) Figueroa, por nombrar a algunos.
- Un regreso perfecto entonces…
- Volví y nos tocó jugar la Libertadores, la definición de la Supercopa. Se volvieron a reactivar esos lazos que habían quedado stand by cuando me tocó ir a la U. En todo este tiempo se fue generando ese sentido de pertenencia, es inevitable después de tantos años. Uno se siente como en su casa, es más uno cree que es su casa. La gente me ha hecho sentir como si hubiese nacido acá. Después, deportivamente siempre con la ilusión de conseguir algo importante. Estuvimos muy cerca de lograr el título el 2016, con (Cristian) Arán como DT.
- Fue otra buena etapa del club…
- Claro, después también tuvimos períodos muy buenos también, fuimos protagonistas clasificando a copas internacionales. Deportivamente, estos últimos años no han sido buenos, pero eso no ha restado la forma de yo sentir el club. Si bien hay más logros morales que deportivos, el camino y la forma desde mi punto de vista son súper valorables cuando se generan estos vínculos, que no tienen que ver con salir cuatro veces campeones. Fueron otras cosas que las relacionadas con logros deportivos importantes.
- ¿Hasta qué edad se imagina jugando fútbol?
- Eso depende de si te contratan o no. Y si un día, después de Magallanes, no me contratan, ese será el día para terminar. Pero no me pongo una fecha. No pienso yo tampoco dejar el fútbol antes de que el fútbol me deje a mí. Siento que el día que no me contraten lo puso dios y ese día va a llegar no más. No me pongo fecha, ni límite, hoy día hay jugadores con trayectorias enormes y edades más avanzadas que yo, que siguen jugando y están activos. Ni hablar de lo que pasó con Coquimbo en el Ascenso, ahí está el claro ejemplo de que estos jugadores maduros siguen aportando.