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"Siempre es buen momento para estrechar los márgenes de la historia y torcerla tantas veces sea necesario, hasta cambiarla"

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"Siempre es buen momento para estrechar los márgenes de la historia y torcerla tantas veces sea necesario, hasta cambiarla"
FOTOBAIRES/PHOTOSPORT

El 27 de mayo de 1910, Chile y Argentina se enfrentaron por primera vez. Aún no existían ligas profesionales y la alineación de ambos seleccionados estaba conformada por voluntarios, auténticos pioneros de este juego que los europeos trajeron al rincón más apartado del globo. Ambos equipos se midieron sin contar con entrenadores. Eran los propios jugadores quienes tomaban las decisiones respecto a la formación titular y al plan de juego.

Jugaron en Buenos Aires y Argentina ganó por 3-1.

Un presagio.

Argentina es al equipo al que menos veces la Roja ha vencido. En total, seis ocasiones.

En 1959 recién llegó la primera victoria. El equipo que dirigía Fernando Riera venció al conjunto trasandino adiestrado por José Manuel Moreno por 4-2. Par de goles de Bernardo Bello, uno de Leonel Sánchez y otro de José Benito Ríos, jugador de O’Higgins que esa noche de noviembre jugó su primer y único partido por la selección chilena, marcando su único tanto.

En 1967 Chile venció dos veces en sendos duelos amistosos. En agosto por la cuenta mínima con gol de Pedro Araya y en noviembre por 3-1, con dos anotaciones de Alberto Fouillioux y uno de Carlos Reinoso.

Por la Copa Carlos Dittborn del ’68, Chile venció por 2-1, con anotaciones, otra vez, de Tito Fouillioux y Adolfo Olivares, jugador de Santiago Morning.

Corría julio de 1973 cuando la Roja de Luis Álamos superó a Argentina en el Nacional por 3-1, con dos goles de Carlos Caszely y otro de Julio Crisosto.

Hasta ahí cinco triunfos, pero ninguno por torneos continentales o clasificatorias. Sólo el 15 de octubre del 2008 Chile pudo vencer a Argentina y a su propia estadística por un duelo oficial, por los puntos, clase A. El inolvidable triunfo del equipo de Marcelo Bielsa con el gol de Fabián Orellana, que esa noche se ganó el apodo de Histórico por obra y gracia de ese gol.

Nada más. Ni antes ni después, porque los dos triunfos en las finales de la Copa América 2015 y 2016, los más festejados, los más recordados, quedan registrados en la estadísticas como empates, porque hubo paridad al cabo de los 120 minutos y la diferencia fue sólo en la definición a penales. Pero los trofeos fueron para Chile y esa recompensa no se puede comparar con ninguna otra.

El jueves Chile juega ante Argentina en un escenario inédito, el desierto, Calama y 2.800 metros de altitud. Sin Vidal, sin Messi, con Alexis, con Lautaro. Los trasandinos ya clasificados al Mundial y la Roja sin mucho margen de error. Tan importante como el duelo contra la albiceleste, es el siguiente ante Bolivia en La Paz. Pensar en los 180 minutos es inevitable, prudente y necesario.

Ante el rival históricamente más difícil, Chile se juega su aliento final. La ausencia del siete veces ganador del Balón de Oro es un punto a favor para la Roja, pero no definitivo.

Siempre es buen momento para estrechar los márgenes de la historia y torcerla tantas veces sea necesario, hasta cambiarla.