Marcelo Jiménez (25) es el skater del momento en nuestro país. El joven deportista logró el tricampeonato en el Sudamericano de Bowl in Connection que se realizó en Argentina hace algunas semanas, y lo hizo luego de estar casi un año fuera de competencias debido a una lesión. Además, rompió las redes con la producción Score Of My Life , en la que transformó a Santiago en un videojuego.
No obstante su éxito actual, el trayecto para Jiménez no fue nada sencillo. El skate es un deporte de riesgo en el que se debe lidiar constantemente con dolencias, pero él tuvo que enfrentar un golpe que le pudo costar mucho más caro que solo su carrera: "Me pegué en la cabeza, tuve casi un derrame cerebral y estuve internado 4 días en la UCI" , adelanta, en conversación con AS. Acá, uno de los riders de mayor proyección en Chile devela sus inicios, sus sueños y sus desafíos más complejos.
- Logró titularse tricampeón en el Sudamericano de Bowl in Connection que se realizó en Argentina, y después de mucho tiempo sin competir. ¿Qué significó ese triunfo? - La verdad es que significa mucho, más que los otros dos que había ganado anteriormente. Recién hace un par de meses que volví a las pistas, no competía hace casi un año y estaba asustado, porque estaba fuera de competencia y la costumbre se va, pero iba con toda la fe, todas las ganas. Estuvo muy difícil y muy peleado, hubo mejores trucos y los skaters es increíble como avanzan cada día más. Fue un torneo súper especial y me deja motivado para los próximos campeonatos.
- ¿Siempre practicó skate o antes le gustaron otras disciplinas? - La verdad es que en mi familia siempre hubo un empuje por hacer deporte. Mi papá hizo varios y mi mamá hacía atletismo, entonces el ambiente en la casa siempre fue ese. Cuando chico hice muchísimos deportes: natación, boxeo, lucha olímpica. La lucha fue el último deporte que hice antes de tomar el skate y lo hacía muy bien, gané medallas, varias competencias. Y fue por mi hermano que entré al mundo del skate. Él se compró uno influenciado por un amigo, y a mí de primera instancia no me llamó mucho la atención. Después cuando lo vi hacer trucos, lo encontré bacán. Me dijo que lo intentara y me gustó mucho, y recuerdo que me caí (risas). Pero eso también me gustó, que fuese un deporte difícil y a la vez entretenido, era desafiante. Y desde ahí, de 2010, no me bajé más, porque la lucha me gustaba, pero en el skate encontré una pasión, aunque suene cliché.
- Comenzó recién en 2010, lo que podría considerarse tarde en comparación a otros skaters. ¿Fue muy difícil? - Es que me ayudaron varios factores. El skate es una disciplina donde necesitas practicar demasiado tiempo, necesitas aprender mucho el equilibrio de tu cuerpo, hay muchas caídas, muchas lesiones. Es un deporte difícil, donde no solo tienes que tener valentía, sino que técnica y sumarle mucho tiempo de entrenamiento. Al comienzo a mí me fue bien, justamente gracias a la lucha olímpica, porque tenía la fuerza y la capacidad de controlar mi cuerpo. En la lucha olímpica lo que más te enseñan es a caer después de una llave, entonces en el skate caía muy bien, era súper ágil y durante los primeros años nunca me pasó nada. Partí tarde pero progresé muy rápido.
- Hoy el skate es un deporte olímpico y en nuestro país hay varios exponentes destacados, pero ¿qué debería pasar para que se masifique aún más y otros chicos se interesen en practicarlo? - Hoy lo que más necesitamos son pistas de calidad mundial. No tenemos infraestructura, los skateparks, la mayoría son malos, duran dos semanas y terminan siendo un peligro. No hay apoyo del gobierno ni de los municipios. Lo positivo del último tiempo es que, como el skate es olímpico, ahora cambió esa visión de que el skater es vago.
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- Lo cambio de tema. ¿Cómo nació la idea de la producción Score Of My Life? - Al principio pensamos en un proyecto que fuese bien entretenido, fuera de lo común. No el típico video de skate donde hay un par de trucos. Quisimos incorporar la ciudad y darle un toque de Stranger Things (sonríe), que las cosas fueran desapareciendo. Y también le agregamos lo de los videojuegos, algo que a mí me gusta mucho. La idea era que yo me viera dentro de un videojuego patinando. Fueron dos noches de grabación durísimas, pero por culpa del Covid se retrasó todavía más, porque grabamos de noche, en plena cuarentena y con toque de queda, entonces teníamos que sacar salvoconductos y todo eso. Fue un proyecto que costó sacarlo. La primera noche tuve que patinar en Patronato, ahí fueron las tomas de calles, de 11 de la noche hasta las seis de la mañana. Y al otro día fue en el Parque Los Reyes, donde fue mucho más skate y mucho más desafiante. Ya a las tres de la mañana mi cuerpo no reaccionaba y tuve que estar con kinesiólogo tratando de despertar los músculos (sonríe). Lo que más me gusta de las producciones audiovisuales es que lo que uno captura va a quedar ahí de por vida, y eso es lindo.
- ¿Cuál ha sido la mayor alegría que le ha entregado el skate? - Yo creo que las amistades, esas son las cosas que más valoro. País que he pisado he podido encontrar a un amigo, y es lindo poder contar con ellos. Hablar con personas que pensé que nunca iba a conocer, con ídolos del skate. Además, gracias al skate pude formar una familia, porque a mí esposa la conocí patinando.
- ¿Hoy en día puede vivir del skate? - Hoy en día sí, pero cuesta mucho. Porque no es solo lograr que las marcas te apoyen, sino que hay un trabajo detrás también. Cuesta alejarme de mi familia para ir a competir a otros lados, hay muchos días de entrenamiento donde no todo sale bien, hay sacrificios, muchas caídas y lesiones de por medio. Yo he tenido tres lesiones importantes. En la primera me corté los ligamentos de la clavícula y estuve seis meses fuera. Estuvo todo ese tiempo muy deprimido. Después me pegué en la cabeza, tuve casi un derrame cerebral y estuve internado 4 días en la UCI. Y la última la tuve hace poco, que debí operarme de los meniscos y también me causó una sensación de angustia, de depresión. Las lesiones no solo son físicas, también te afectan la mente. Me pongo a pensar que quizás no estoy andando bien, o que quizás no volveré a competir.
- ¿Cuáles son sus próximos desafíos? - Quiero ser campeón mundial, ese es mi objetivo principal. Y el otro es incentivar a las nuevas generaciones, ser un ejemplo para los niños y abrirle puertas, que para ellos sea más fácil que lo que fue para nosotros.