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ENTREVISTA AS

El mejor karateca junior del mundo es chileno: "No me esperaba esto tan rápido"

Bastián Arce (17) es de Mostazal y entrena en Machalí, donde forjó su camino para hoy dominar el ranking de 55kgs. Hoy en AS, habla sobre el duro camino a la élite.

Bastián Arce (17) es de Mostazal y entrena en Machalí, donde forjó su camino para hoy dominar el ranking de 55kgs. Hoy en AS, habla sobre el duro camino a la élite.
@bastian.arce_

"Entre ayer y hoy he estado loco de notificaciones y llamados. No me la creo aún". La frase es de Bastián Arce (17), orgullo de Mostazal y del karate chileno juvenil. Esta semana, el joven nacional apareció como el número uno del mundo junior en la categoría 55 kgs. Sin dudas, un logro espectacular que se resalta aún más con un dato muy relevante: Arce entrena en Machalí, lejos de las comodidades que podría tener en algún centro de alto rendimiento de Santiago. 

"No me esperaba esto tan rápido. Yo veía la posibilidad, pero sabía que tenía que ganar sí o sí y lograr otro oro. Quedar número uno no estaba dentro de mis expectativas", dice entre risas el joven deportista a AS Chile.

El buen humor es parte principal de la charla. También la incredulidad. Hay ocasiones en que Arce se escucha como si estuviese en un sueño, sin poder dar crédito a lo que está sucediendo en su vida. Las redes sociales lo llenaron de elogios al conocerse su logro y eso es algo que lo llena. Por otro lado, la humildad es otro de sus sellos. Y siempre acompañado del reconocimiento a su padre Patricio (soldador calificado) y a su madre Giselle (trabajadora del CESFAM de Mostazal).

"Cuesta mucho aquí en comuna llegar tan arriba. Nos hemos sacrificado mucho como familia. Viajar a Santiago a entrenar es muy difícil por los costos y los tiempos que conlleva", sostiene.

En su comuna todos lo conocen. Y lo reconocen como el que es: el mejor del mundo en su deporte. "Me saludan harto. Hace mucho tiempo que estoy compitiendo y la gente sube publicaciones mías. Sentí que di un salto en la comuna y es un orgullo muy grande", reconoce.

Los primeros pasos

El primer recuerdo de Bastián Arce con el karate nace gracias a la profesora de Educación Física de su liceo. "Es la esposa de mi Sensei y ella hacía un taller de karate. Me interesó, probé y me gustó".

"Al principio me costó un poco, porque igual me lo tomaba como un hobby. Era del montón. Ya después cuando empecé a entrenar particular, sentí que tenía capacidades para llegar arriba", dice.

"Afortunadamente tuvo muchísimo apoyo en el Liceo (Bicentenario Alberto Hurtado). Me ayudó muchísimo a enfocarme en mejorar"

- ¿Hubo algún día o algo en particular que le hiciera un clic en su carrera?
- Sí. En 2018 aproximadamente, en la liga de México, perdí en primera ronda. Venía de ser campeón sudamericano y me veía bien. Pero perdí y caí a un hoyo. Pensé que era el fin. ¿Cómo salí? Con la ayuda de mis padres. Me apoyaron siempre, me dijeron que me apoyarían en lo que yo quisiera y seguí.

- ¿Cómo se da la diferencia de nivel en el karate junior y el profesional? ¿Le garantiza éxito en el futuro el hecho de ser el mejor del mundo en su categoría juvenil?
- No, porque el nivel adulto es completamente distinto. Espero prepararme bien, entrenar el doble porque lo amerita y tener un buen nivel. No aspiro a ser número uno adulto, porque va a ser muy difícil, pero sí quizás ser un referente en Chile.

- ¿Le da un valor mayor a su logro teniendo en consideración que entrena alejado de las comodidades que podría tener Santiago?
- Sí, le suma un valor porque es mucho más sacrificado. Trabajas el doble y muchas veces no tienes los recursos, la maquinaria y todo lo necesario para entrenar al nivel que se necesita.

El enorme sacrificio familiar

- ¿Cómo ha podido sustentar económicamente su carrera? A nivel junior los patrocinios y premios no abundan...
- La gran mayoría ha sido inversión familiar. También he contado con apoyo del ministerio o de la comuna, pero en este nivel no es suficiente. Espero que en la categoría adulta pueda recibir algo a cambio de todo lo que hemos sacrificado monetariamente.

- ¿Han tenido que endeudarse como familia para poder apoyarlo?
- Sí, y mucho tiempo sentí presión, el arrepentimiento de hacer algo y no tener la seguridad de tener algo garantizado más adelante, pero llegar a este momento me hace ver que todo valió la pena. Hace unos años estuvimos mal económicamente y siempre me apoyaron.

- ¿Le cambia mucho la vida esta mayor exposición en redes sociales? Ha recibido una gran cantidad de mensajes...
- Me llena y me gustaría seguir siendo la misma persona. Me dolería mucho cambiar por un poco más de seguidores o más mensajes. Me lo he tomado bien y espero seguir siendo el mismo niño inocente que entrena y hace lo que le gusta.

El sufrimiento de la distancia

Arce lo reconoce: "Soy muy mamón, muy de mis papás", dice mientras suelta una carcajada.Su primer viaje a los 11 años lo sufrió por lo mismo. "En todos estos años, solo una vez me pudo acompañar mi papá, porque no nos alcanza para viajar siempre juntos", expresa.

- ¿Pensó en devolverse de alguna competencia?
- Sí, hubo un día que solo quería volver, pero ya después aguanté no más. Me tocó una época con la tecnología. Me imagino cómo hubiera sido sin celular ni nada (ríe).

- ¿Alguna anécdota en sus viajes?
- ¡Sí! He estado enfermo antes de competir o se me pierde la maleta (ríe), o en algún campeonato mi bolso desaparece y corro el riesgo de no competir porque no tengo mis cosas.

- ¿Qué espera de su último año como juvenil? ¿Cómo afronta esa transición al profesionalismo?
- Tener un buen nivel. No me gustaría empezar ganando todo o siendo la promesa, pero si entreno, ver la posibilidad de que puedo llegar a ser alguien en esto.

- ¿Y sus próximas metas?
- Ser campeón sudamericano y ganar la segunda fecha de la liga mundial en Chipre.