ADN RadioConcierto Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Entrevista AS

"Me empecé a agobiar al no hacer deporte": la influencer que dio un giro a su vida

Pascal Sapunar encontró en el mountain bike una solución al estrés que le generó estudiar Arquitectura. Hoy comparte sus rutinas sobre la bicicleta en Instagram.

Actualizado a
"Me empecé a agobiar al no hacer deporte": la influencer que dio un giro a su vida

Pascal Sapunar es una mujer multifacética. La arquitecta, biker e influencer conversó con As, en medio de su participación en Red Bull Del Cerro al Barrio, instancia en la que develó cómo fue su inicio en el mundo del mountain bike, que, para sorpresa de muchos, no ocurrió hace demasiados años. De hecho, hasta 2016 la joven deportista se dedicaba de manera ininterrumpida al atletismo, disciplina donde consiguió varios récords.

Sin embargo, su ingreso a la universidad -específicamente a la carrera de Arquitectura- cambió su vida y volcó su atención a las bicicletas. Hoy ya suma más de 14 mil seguidores en Instagram, su principal plataforma de redes sociales y donde exhibe de manera constante sus travesías en los principales cerros y bikeparks del país.

- ¿Por qué decidió entrar en el mundo del mountain bike?
- Yo entré a estudiar Arquitectura en 2016. En ese momento yo no estaba ligada en nada a las bicicletas. De hecho, venía saliendo de una rutina súper intensa de atletismo, iba a muchas competencias todos los fines de semana. Gracias al entrenamiento me iba súper bien, logré varios récords nacionales. Pero cuando llegué a la U quedé saturadísima de tener que ocupar todos los fines de semana en eso. En ese momento le di todo a la carrera, porque me encantaba, pero me empecé a agobiar al no hacer deporte. A final de año pensaba “¿cómo puede ser que me esté sintiendo tan mal?”. No me sentía como cuándo entrenaba. Hasta que, en segundo año, un amigo me dijo “vamos a andar en bicicleta”, yo no había estado nunca en el mundo del mountain bike y lo primero que asumí fui “ah, vamos a andar en la calle”, así que saqué mi bici con canasto (risas). Y me dice “vamos a ir al cerro”. Al principio me negué, pero fue tan intenso que al final decidí subir y ahí dije “’qué onda este deporte”.

- ¿Y cómo fue su ruta desde ahí para llegar a ser una influencer ligada al mountain bike?
- Estuve casi seis meses andando sola, porque no conocía a nadie e iba siempre al Cerro El Durazno, ese era mi lugar favorito. Empecé a mejorar, comencé a hacer amigas. Mis dos mejores amigas las conocí ahí. Son mis compañeras de aventuras. El armar esta rutina de ir al cerro, de pasarlo bien, de subir contenido más frecuentemente, generó que una marca me hablara para pedirme fotos, en tercero o cuarto año de universidad. Ahí dije “chuta, ya me están hablando marcas, pese a que no me dedico a esto profesionalmente… voy a generar frutos de acá”. Y en ese tiempo soñaba con que me hicieran mantenciones gratis, nada más (risas). Empecé a trabajar en Instagram, subir material siempre en la misma línea, siempre tratando de no perder la esencia de lo que era yo. No solo fotos de acción, sino disfrutar de cada momento y eso le fue dando una identidad a mi perfil.

- ¿Qué consejos podría dar a aquellos atletas que quieren popularizar sus redes y hacer de ellas un trabajo?
- Es importante, en una primera instancia, tener claro lo que quieres hacer y así proponérselo a la marca. Cuando no es así, puede que quizá no sea tu target, o comenzarás a hacer cosas de manera forzada… y está bien, a lo mejor te van a dar cosas, te paguen, pero no te va a gustar, te vas a sentir presionado, vas a empezar a contar “chuta, me falta subir tantas publicaciones”. Hasta te dan ganas de cerrar Instagram, que a veces pasa, y ahí es cuando uno se da cuenta de lo importante que es seguir tu línea y tu esencia.

- ¿En qué momentos genera contenido para Instagram? ¿Le es muy difícil compatibilizar?
Llevo trabajando casi tres años en una oficina, con jornada completa de 8:30 a 18:30. Estoy a las 19 en mi casa y ya no quiero más del día, pero digo “¿cómo me voy a ir a meter a la cama sin haber ido al cerro?”, que es lo que hace que me den ganas de volver a la oficina al otro día. Si yo no tuviese mi dosis diaria de deporte definitivamente no estaría trabajando en lo que hoy estoy. Menos mal tengo buena relación en mi oficina y si me llega una invitación como esta, ellos entienden. Mi jefe era deportista, entonces sabe de qué trata. Pero siempre entendiendo que la semana anterior debo trabajar el triple, adelantar pega, estar hasta bien tarde. Pero, por lo mismo, es difícil encontrar los tiempos para generar contenido. Trato siempre de dejar una especia de backup de fotos, tres o cuatro fotos que me gusten, y ahí digo “ya, tengo material para un mes”. Entonces trato de ir trabajando previamente eso. Y lo voy subiendo en cualquier ratito libre que tenga. Para mí es súper importante que los atletas hoy sepan hacer marketing de ellos mismos. Las marcas buscan atletas completos y eso implica saber venderse, ver redes sociales y manejar su propio contenido. Es tan importante como el entrenamiento.

- ¿Qué grandes experiencias le ha dado el mountain bike?
- Corrí por primera vez el año pasado un mountain bike, en la fecha de Farellones, y me di cuenta que en carreras subes un nivel, porque hay saltos o conexiones que en tu paseo cotidiano no lo vas a hacer. En cambio, acá está ese pequeño grado de presión. Me caí un par de veces, pero compartí, tuve buenos resultados. Me encantaría poder entrar a las carreras más seguido, es un miedo que estoy sacándome de la cabeza. Y la comunidad es muy bonita. En el mountain bike cada persona que está dentro aporta lo suyo. Trabajé mis redes sociales, compartí con Red Bull, hice amistades con un círculo muy bonito, y gracias a todo eso me llegó la invitación a este camp de Del Cerro al Barrio que, pese a que no voy a correr, sí estoy acompañando, y creo que para mí hoy en día es la situación ideal.

- ¿Qué opina sobre la realización de instancias como este camp o sobre Valparaíso Cerro Abajo?
- Hablar de un VCA es 100% una competencia a nivel mundial, en un lugar mítico como Valparaíso, que tiene una identidad única. El Monserrate también es impresionante… quizá un colombiano me va a pegar (risas), pero en Valparaíso es distinto. Te permite estar en contacto con la población que vive dentro de las pistas que se corren. De partida, tocar una puerta y decirle a una persona “hola, ¿le gustaría prestarnos su casa para pasar por su techo?” (risas). Al final, estar ahí es conocer a la comunidad. Se genera un arraigo con la gente del lugar. Y tener a la misma gente que vive en primera fila es increíble.

- Volviendo a las redes sociales. ¿Qué objetivo le gustaría lograr?
-
Te podría decir “quiero llegar a los 40 mil seguidores” pero eso no me importa mucho (sonríe). Que el público sea harto o poco da igual, lo importante es que esté en constante conexión contigo. Esta plataforma me ha permitido viajar, andar en bici, entonces ya es un sueño cumplido. Hoy estoy agradeciendo cada minuto que sucede. Tengo que seguir poniéndole pino no más.