El chileno que crece a nivel mundial: “Tenía colapsado el celular... Hemos avanzado muy rápido”
Cristóbal Martínez sigue escalando en el ranking FIP. Por su segundo torneo consecutivo, jugará un cuadro principal de Premier Pádel.


Cristóbal Martínez (27) ofrece disculpas a AS Chile antes de conversar sobre su nuevo hito. “Perdón la demora, tenía colapsado el celular”, cuenta. La razón de eso es que recibió múltiples felicitaciones porque superó la qualy del Premier Pádel P2 de Cancún, torneo que si se compara con el tenis, tendría la categoría de ATP 500. El nacional, actual 184 del mundo, jugará su segundo torneo P2 seguido, logro que lo tiene muy contento.
“Para nosotros jugar otro P2 nos pone muy felices. Ya tuvimos una experiencia en Gijón, hace unas semanitas. Ganamos un partidito, fue espectacular. Ahora logramos pasar la qualy, estamos viviendo un momento único”, dice el chileno, que empezó el año haciendo pretemporada en Madrid junto al argentino Pablo Molina, su actual compañero que está radicado en Chile.
- ¿Qué es lo más difícil de estos cambios que está viviendo en su carrera?
- Los viajes en sí son duros, se han hecho largos, porque tuvimos varios cambios de pasajes porque no teníamos pensado llegar hasta tan lejos.
- Ha tenido que hacer varios sacrificios durante estos meses para subir de nivel...
- Sabemos que es un sacrificio que tenemos que hacer en este momento para seguir creciendo. Por mi lado, tengo pensado meterle full. Llevamos tres meses trabajando con Altruva, que es una agencia deportiva que me está ayudando con los torneos, alimentación y todo lo vinculado a entrenamientos. Siento que ha ido todo muy bien, hemos avanzado muy rápido.
- ¿Piensa internacionalizar su carrera?
- La idea este año tratar de jugar la mayor cantidad de torneos internacionales que sean posibles.
De Viña a España en dos días
- En febrero, vivió días muy locos. Un domingo jugó el selectivo FEPACHI de Viña y dos días después estaba en Gijón, España, para jugar un torneo de Premier Pádel. ¿Qué tan loco fue eso?
- Sí, terrible estuvo eso (ríe). Sufriendo la verdad, porque terminando de jugar en Viña, tuvimos que volver a Santiago para armar el bolso y partir al aeropuerto a viajar todas esas horas. Fue muy duro, más el cambio de horario... Nos queríamos matar (ríe).
- ¿Le quedó alguna anécdota de esa travesía?
- Tenemos una muy graciosa. Llegamos al Aeropuerto de Madrid y teníamos que arrendar un auto para ir a Gijón. Llegamos, pero habíamos arrendado el auto en otra fecha. Como llegamos en la tarde, ya no nos podíamos ir en tren y había buses que se demoraban como nueve horas más y nosotros ya no queríamos más (ríe).
- ¿Y qué hicieron?
- No nos quedó otra que arrendar otro auto para el mismo momento para ver si podíamos llegar a entrenar. Me tocó manejar cuatro horitas y media llegando del avión (ríe), y lamentablemente perdimos el entrenamiento, pero al día siguiente por suerte jugábamos en la tarde, así que pudimos jugar un poco por la mañana.