ADN RadioConcierto Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Párenla con Ignacio Tapia

Actualizado a

La cosa está clara y tampoco hay que ser muy experto en fútbol para darse cuenta de que la situación en Universidad de Chile está difícil. Si la contingencia en el Campeonato Nacional no varía mucho, es muy probable que otra vez los azules estén involucrados en la disputa por evitar el descenso. Después de la derrota ante Colo Colo, quedaron a solo tres puntos de perder la categoría y, para peor, los tres rivales venideros serán durísimos: Unión Española y Curicó de visita, y el mes de agosto cerrará con el Clásico Universitario, en el Estadio Nacional, ante Universidad Católica.

Entonces, hay que agarrárselas con alguien, esa parece ser la lógica en el entorno del club. Siempre es más práctico que haya una persona que encarne todos los males del momento y vamos no más ‘reventándolo’ con todo. Con mayor razón si el destinatario de las críticas habla poco públicamente, su tónica es el bajo perfil y existen dudas genuinas sobre los atributos para llegar donde se encuentra. Es lo que está pasando con Ignacio Tapia en la U.

Después de la derrota por 3-1 en el Fiscal de Talca, no hubo consideración con el central izquierdo. Fue raro, porque de los cinco hombres que actuaron en la línea defensiva el domingo pasado (Daniel Navarrete, Bastián Tapia, Marcelo Morales, Yonathan Andía y el zaguero surgido en Huachipato), este último no fue el de peor rendimiento. La única explicación posible es que el estado de ánimo estaba tan alterado entre los seguidores que nuevamente arremetieron contra uno de los cuestionados en todo el 2022. Era la fácil, una conducta automática, no ha había espacio ni siquiera para un atisbo de deliberación en la crítica.

Sin embargo, esto también trasluce otra zona gris del análisis supuestamente futbolístico. Una suerte de fuero que no tiene ningún asidero, en todo caso, si la búsqueda va en dirección de mejores rendimientos individuales. Salvo Andía, el resto de la defensa fue toda de canteranos en Talca. Y eso como que los inmuniza ante la avalancha de críticas. Si el análisis es pertinente y asertivo, el foco debe estar puestos en las respuestas en el terreno de juego y no en aspectos extrafutbolísticos. Ignacio Tapia, en un contexto de bajísimo desempeño global, no fue el peor de la defensa. Pero para el mundo azul quedó claro que sí, y por lejos.

Es todo un tema el comportamiento de los hinchas hoy en el fútbol chileno, cada vez nos parecemos más a los de afuera. Cuando juegan sus equipos, las tribunas están plagadas de lienzos que versan sobre el amor incondicional a sus clubes. No obstante, muchas veces el accionar de un grupo expresa un desprecio absoluto por la institución que “aman”. La sensación es que todo se envileció con la nefasta importación, aceptada absurdamente, de que los asistentes a los estadios tienen “derecho” a insultar y/o maltratar a los jugadores. Por algo pagan la entrada, dicen todos e incluso hasta los propios futbolistas entregan este argumento. Las incivilidades, por lo tanto, encontraron un campo fértil para su reproducción hasta el infinito en las tribunas.

Por supuesto que la U no podía estar ajena a todo esto. ¿Por qué en casi medio Chile no quieren que los azules jueguen de locales? Para el partido de este fin de semana por el Campeonato Nacional, Unión Española pudo conseguir el estadio más cercano a más de 500 kilómetros de distancia, el Francisco Sánchez Rumoroso de Coquimbo. No es casualidad.

Esperar que los hinchas no se la agarren a cada rato con los jugadores es una cosa que no posee ninguna viabilidad, parece que a nadie le importa. Ignacio Tapia tendrá que mantenerse firme de cabeza no más. Lo contrario sería la perdición y darle toda la razón a los detractores, lo que por cierto celebrarían como si el club hubiera ganado algo importante. Claro, tampoco hay que irse al otro extremo. El funcionamiento de la U otra vez es decepcionante para sus hinchas y las tres derrotas consecutivas no es solo una mala racha momentánea. Ya son cuatro años peleando abajo en la tabla de posiciones, inentendible para uno de los tres grandes del fútbol chileno. Sin embargo, la culpa no es solo de un integrante del plantel. Párenla.