Sobre gustos, está todo escrito
El refrán suele decir que sobre gustos no hay nada escrito, para justificar la variedad de preferencias orientadas hacia cualquier tono. Pero lo cierto es que de gustos es sobre lo que más se escribe, se debate, se discute. Porque de eso se trata: de distinguir los matices en una decisión y de opinar desde cualquier vereda. Es eso, una opinión, una cosa de gustos. Ni más ni menos que eso.
Ricardo Gareca entregó su primera nómina como entrenador de Chile. Y en una medida saludable, la realizó bajo los parámetros de la escuela antigua, a través de una rueda de prensa, leyendo a viva voz los nombres escogidos y argumentando luego los motivos, razones y circunstancias que explicaran la inclusión de algunos nombres y también las ausencias. Como suele ocurrir en todos lados del mundo, la mayoría de las interrogantes fueron dirigidas hacia los que no están.
Es interesante seguir el hilo del técnico, para comprender algunas decisiones. El retorno de históricos como Eduardo Vargas, Mauricio Isla y Claudio Bravo. La ausencia de Gary Medel y Ben Brereton. La inclusión de varios futbolistas del medio local. La ausencia de un 9 clásico, de esos que le gustan a Gareca, un ex delantero por excelencia.
Podemos estar de acuerdo o no con explicaciones del DT. La justificación de que Brereton queda fuera porque no habla español suena al menos antojadiza. El idioma es un escollo, pero no insalvable. Ejemplos por montones de futbolistas y entrenadores que han destacado en territorios donde el lenguaje le es ajeno. Porque no todos son políglotas como Guardiola o Mourinho. Porque sería injusto criticar a Gareca porque no habla inglés, por ejemplo.
Quizás el camino sea más corto. Quizás el técnico considera que no está en un buen nivel. Quizás prefiere otro tipo de atacante. O quizás, sencillamente, le gusta más otro delantero. En una de sus respuestas, Gareca se detuvo en su gusto personal por Eduardo Vargas, un delantero a quien padeció cuando dirigía a la selección peruana. Dijo Gareca, con toda razón, que al final la determinación es suya y que el gusto personal es un factor no menor a la hora de realizar cualquier listado. Todos lo hacemos en diferentes aspectos de nuestra rutina. Cuando podemos orientamos la balanza a partir de un factor tan subjetivo como real: el gusto.
Es una nómina. La primera. No son nombres escritos en piedra. Es una convocatoria para dos partidos. La primera vez que el nuevo entrenador debe escoger nombres. Cada partido es una historia distinta. Cada nómina también lo es. No es perpetua. No es definitiva. No es categórica. Los que están no tiene una camiseta asegurada para todo el proceso. Los ausentes, tampoco son descartables infinitamente.
Bajemos un poco la intensidad. El universo de jugadores tampoco es tan amplio. El objetivo final es clasificar al Mundial. No nos sobra nada. Dejemos al técnico trabajar tranquilo, al menos una vez.