¿Y Arellano, dónde está?
La imagen de David Arellano ha sido homenajeada como ninguna otra en el centenario de Colo Colo.

La imagen de David Arellano ha sido homenajeada como ninguna otra en el centenario de Colo Colo. Su carácter y relevancia no sólo se remite a su rol fundacional del club más importante del país, sino a una visión adelantada a su época. Esa es la visión que sostuvo por décadas al club. Vale la pena preguntarse si los principios de Arellano son respetados hoy por quienes conducen los destinos del cuadro albo.
Arellano pensó en profesionalizar la actividad. Su preparación como profesor normalista era una impronta para intentar subir la vara. Buscaba entrenamientos serios, indumentaria adecuada, modales de comportamiento dentro y fuera de la cancha. Hace cien años, Arellano entendió que el fútbol tiene un correlato social ineludible. Cuando algunos aún se cuestionan sobre el rol social de los equipos de fútbol, el fundador de Colo Colo lo tenía claro hace un siglo.
Entendió Arellano que debía fundar un equipo que fuera popular, republicano, democrático. Un club que tuviera hinchas en todas las ciudades de Chile. Un club que representara a un sector que no encontraba correspondencia en ningún otro equipo ni en la clase política.
En una época donde la mayoría de los clubes tomaban la tradición de ser bautizados con nombres en inglés, Arellano y los fundadores de Colo Colo dieron una potente señal al bautizar a la nueva institución con el nombre de un Cacique mapuche. Hoy, cuando nuestros ancestros siguen siendo despreciados y subestimados, lo que hizo Arellano hace cien años es una muestra de inclusión, tolerancia y respeto mayúsculos.
Quiso Arellano que Colo Colo representara al país y organizó una gira internacional, la primera de un equipo chileno, donde los resultados no eran lo más relevante. La importancia era dar a conocer un equipo chileno fuera de nuestras fronteras.
Colo Colo acaba de cumplir cien años, justo en una semana complicada. A la espera de un inminente castigo de la Conmebol por incidentes que vuelven a repetirse. Por culpa de unos pocos, no tan pocos, los festejos no se dieron del modo planificado.
La pregunta inicial de esta columna queda abierta.
¿Son respetados los valores de David Arellano en la actual conducción de Colo Colo?
La respuesta no es tan clara. Y debería ser vehemente.
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