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figueroa

Mirando el Futuro

Santiago

Con motivo del último sudamericano sub 20 que se jugó en Uruguay, quedan algunos puntos que abordar para encarar el futuro del fútbol chileno y en cómo esta profesión está evolucionando cada día.

La enseñanza de los menores debe ir de la mano de mucha confianza, de darles la posibilidad de crecer, de inventar, de llevar a la cancha la felicidad que siente el niño o niña cuando juega con un balón. Veo que en muchas escuelas y clubes se está privilegiando un trabajo en serie, pensando en cuánto rédito económico se va a lograr en el futuro. Hay que enseñarle a los niños y niñas que esto, aparte de ser una profesión, es primeramente, un juego, donde la alegría y ganas son fundamentales. Si no, pregúntenle a Ronaldinho Gaúcho.

La confianza también tiene que venir de los entrenadores de los primeros equipos y de la dirigencia para darle tiraje a la chimenea y proporcionarles, a los más chicos, la posibilidad de que se fogueen. Si lo que buscan es el rédito económico, un futbolista titular en su equipo desde los 18 años es más caro que uno que empezó a tener esa condición a los 22. Hay que recordar que en nuestra profesión a los 35 años ya nos tratan de abuelos y estamos cerca del retiro, cuando en cualquier otro trabajo, a esa edad uno está recién consolidando sus conocimientos y carrera. A los 18 años un futbolista ya tiene que estar en el primer equipo, ojalá entrenando con los grandes desde los 17 o 16. Ahí es el momento de que los grandes nombres aconsejen a los que vienen. Recuerdo que en Internacional de Porto Alegre yo le pedí al entrenador que subiera a Paulo Roberto Falcão al primer equipo. En Palestino me pasó algo similar con Caupolicán Peña, a quien le pedí que el “Flaco” Fuentes tuviera más protagonismo.

Alemania es un caso para imitar, una vez que vieron que ya no eran la gran potencia mundial que acostumbraban ser (fracasos en el Mundial 1994 y 1998), planificaron un trabajo a largo plazo y supervisado desde la federación. Con un adecuado sistema de captación de talento, financiamiento, paciencia y confianza lograron recuperar su lugar y hoy disfrutan de ser campeones del mundo, protagonistas a nivel de clubes en todas las competencias que juegan y ser la liga con mayor identificación de sus hinchas en todo el mundo y los extranjeros que llegan, en la gran mayoría de los casos, llegan a ser titulares de inmediato, no van a pelear un puesto.

En fin, las sensaciones que deja este sub 20 son, sin dudas, amargas para nuestro fútbol, la Roja (ojo, no es “Rojita”) se devolvió antes de tiempo a casa con mucho trabajo por delante y con el desafío de encarar un proceso que no esté exento de responsabilidades y metas, pero que con paciencia y confianza nos lleve a lo más alto en Rusia 2018 y Qatar 2022.