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Según Jorge Sampaoli, no pasó nada con Arturo Vidal. Todos sabemos que no es así. El técnico sabrá las razones por las que opina de esa forma. Él conduce el grupo de jugadores y hasta ahora, mal no la he ido. Al contrario. Le ha ido excelente.

Muchos se instalan en los lados de la vereda respecto a la conducta de Arturo Vidal. Están quienes lo apoyan a brazo partido. Tienen sus argumentos poderosos para eso. También quienes le bajan el pulgar, criticando con fuerza su comportamiento. Los motivos no son pocos y son responsabilidad del propio jugador.

Pero pocos, muy pocos, se preguntan por qué suceden estas cosas, por qué uno de los mejores jugadores chilenos de todos los tiempos, simplemente no puede salir de este espiral. Pocos, muy pocos, se preocupan del fondo. Acá la forma parece tener supremacía. Quien habla más fuerte parece hablar más claro.

Yo no creo en eso.

Los jugadores no son modelos de virtud. No tiene por qué serlo. Menos en una sociedad donde la mayoría proviene de un estrato social olvidado, vilipendiado, discriminado, una zona donde el clasismo y el racismo se pasean con frecuencia.

En un país con un desequilibrio brutal en ingresos, oportunidades, no le podemos exigir a un jugador que sea inmaculado en sus acciones. Puede recibir críticas, como todos, pero no es justo olvidar el contexto como si este simplemente no existiera.

Como muchos chilenos, Vidal nació en una población vulnerable, como le llaman los siúticos a los sectores pobres. Creció en un hogar lleno de miserias, como muchos compatriotas. Pero la peor pobreza de Arturo Vidal no estaba en la escasez de recursos y eso es lo que muchos no entiende o no quieren entender. No les gusta mirar a ese Chile. Las carencias provienen de un entorno lleno de alcohol, violencia, drogas, hacinamiento, absoluta falta de opciones, mínima educación. Esto no significa que nadie pueda salir de esa burbuja. Para nada. Algunos lo logran. Pero seamos transparentes: son contados con los dedos de una mano. A algunos les cuesta más. Vidal pertenece a este grupo.

Hay un Chile que nadie mira y que el fútbol nos muestra a gritos, porque varios de los jugadores campeones de América vienen de esa zona. En una nación intolerante y prejuiciosa como esta, la movilidad social irrita. A quienes tienen mucho, les molesta el jugador de fútbol que sale de la pobreza. Se burlan por qué no hablan bien, porque tienen muchos tatuajes, porque usan collares plateados, porque suben el volumen de la radio. Los tratan como seres exóticos, extraterrestres. Los enaltecen como personajes peculiares, pintorescos, pero no los soportarían como vecinos. En un país discriminador y prejuicioso, tipos como Vidal son apuntados con el dedo, porque les irrita el "flaite" con plata.

Vidal puede tener muchas casas, caballos de carrera, autos de lujo, pero sigue siendo pobre, en eso que lamentablemente ya no puede recuperar, porque jamás tuvo. Un entorno acogedor, sin presiones, crecer en un país donde si no jugaba a la pelota tan bien como lo hace, estaría condenado a ser un número en una planilla excel de estadística. Vidal es millonario, pero sigue siendo muy pobre. Vidal está todo el día acompañado, de amigos, familiares, conocidos, rostros de farándula. Pero está cada vez mas solo, porque difícilmente alguno de ellos le critique sus constantes errores de comportamiento, que podrían terminar derrumbando una carrera brillante.

Error tras error. Una y otra vez. Están quienes lo apoyan, porque al ídolo no se le toca. Están quienes lo liquidan, porque es un irresponsable, mal ejemplo, dilapida su carrera.

Nadie se pregunta por qué pasa lo que pasa. Un defecto que no solo padece el fútbol, sino toda la sociedad. No le podemos pedir respuestas a quien no le hemos dado nada. Creo que Arturo Vidal se volvió a equivocar. Mal. Hasta el fondo. Y se equivocó con un grupo de jugadores y un entrenador que le han perdonado muchas. Y la paciencia se agota. Porque yo no subo ni bajo el pulgar. Trato de entender. De explicarme por qué algunos pueden salir del círculo de la pobreza y por qué otros, pese a todos el dinero del mundo, no pueden. Y llego a la misma conclusión. Entorno. Educación. Biografía.

Vidal no nos debe explicaciones. A nadie, más que a él mismo. Tal vez sea su peor crítico.