Un campeonato raro
Al igual que en los torneos recientes, el campeón del Apertura se definirá en la última fecha y eso siempre es saludable para una competencia que no ha tenido el brillo esperado y cuyo formato viene siendo criticado hace largo rato. Estamos en presencia de un campeonato raro, deslavado, con una marcada tendencia la baja en la asistencia a los estadios. El campeón será el mejor en los números, el que más puntos sacó (o el que ganó la definición 72 horas después de un posible empate), pero probablemente ese equipo también será recordado por el año en que cayó Sergio Jadue y la ANFP dio un lamentable espectáculo directivo.
Obviamente, Colo Colo y Católica no tienen nada que ver con el ex presidente del fútbol chileno. Quien dé la vuelta olímpica habrá ganado en buena lid, de manera limpia, más allá de eventuales errores arbitrales como el de Roberto Tobar que no sancionó un claro penal a favor de Universidad de Concepción que pudo cambiar desenlace ante los albos. El título no está bajo cuestionamiento. Solo constato que, paradójicamente, el torneo siguiente a la conquista de la Copa América y que, de paso, coincide con un histórico quinto puesto en el ranking FIFA, ha sido solo reguleque.
Ok, la selección no tiene necesariamente que ser un fiel reflejo de la liga local. Cierto. Pero uno esperaría que ese inédito logro irradiara de alguna forma al campeonato chileno. Hoy a la Roja la siguen con respeto y admiración desde los principales mercados del futbol mundial y ese solo hecho debiese ser motivo suficiente para que los clubes y, especialmente, sus jugadores advirtieran que existe una enorme oportunidad de desarrollo para sus carreras.
Hay quienes sostienen que cuando un equipo sale campeón todas las consideraciones quedan relegadas a un segundo plano. Lo que vale es la copa. Puede ser, pero esta vez el contexto es tan inusual como extraño. En la cancha, el torneo no ha sido precisamente la mejor expresión futbolística de los últimos años.
El campeón saldrá entre Colo Colo y Católica, los equipos más sólidos del semestre. La UC tuvo una oportunidad de oro para llegar como líder a las últimas dos fechas pero la dilapidó empatando ante la U, el cuadro más goleado del torneo. Cristián Alvarez, con una autocrítica feroz dijo este domingo, entrevistado por CDF, que no sabía por qué el equipo había estado tan bajo frente a los azules. Si los cruzados hubiesen ganado ese partido y luego el título –lo que aún puede ser pero ya no dependiendo de sí mismos– la temporada, seguramente, tendría otra valoración. La generalidad indica que los equipos que resultan campeones también tienen malos partidos, baches de rendimiento. Bayer Munich hay uno solo. Pero el próximo monarca del futbol chileno habrá sido un equipo irregular.
Colo Colo está teniendo un remate angustioso. En las estadísticas, el semestre es irreprochable para el cuadro del Coto Sierra. Finalista de la Copa Chile y puntero del Apertura, el equipo albo podría coronar la temporada con un doble título y un doble mérito añadido: superar la crisis de la partida de Chupete Suazo y desactivar el capítulo policial en que se vio envuelto Esteban Paredes. No es poco. Para un técnico recién llegado manejar ambos conflictos y que el equipo siga ganando es una conquista significativa. El problema ha sido el sufrimiento dentro de la cancha, algo cada vez más habitual en los albos. En las transmisiones de fútbol de radio ADN se elige a la figura de la cancha. En los últimos dos meses, Justo Villar ha ganado el premio cinco veces. Ante la U. de Conce, a ratos, hubo pifias en el Monumental.
El funcionamiento de los albos se resintió coincidentemente con la baja de Jaime Valdés, quien después de la última lesión no logró retomar el nivel superlativo que venía exhibiendo. En opinión de Villar el equipo experimentó una merma física, y es cierto, bajó la intensidad y el nivel de presión sobre la salida del rival también decreció. Veccio tampoco asumió el protagonismo de Valdés, el argentino fue suplente en los últimos partidos y Paredes fue perdiendo efectividad frente al arco.
El Cacique tiene la primerísima opción de ser campeón y si consigue el título habrá dado una gigantesca muestra de oficio y pragmatismo. De buen fútbol, como le gusta a Sierra en sus equipos, hubo menos de lo esperado en las últimas fechas.