Nuestro Barcelona
Según una reputada encuesta, el Barcelona quedó ubicado como el cuarto equipo con más hinchas en Chile. Después de Colo Colo, la Universidad de Chile y la Universidad Católica, el cuadro blaugrana se ubica en la parte alta de los equipos con más aficionados en el país.
No se trata de dramatizar este resultado, sino constatar un hecho de la causa: al fútbol chileno lo han hecho trizas, sobre todo desde el punto de vista mediático.
Que el equipo de Claudio Bravo esté entre los que tienen más seguidores es un resultado lógico. La campaña sostenida de las autoridades deportivas y civiles de “usted no vaya al estadio” va generando frutos. Cuesta comprar una entrada. El día del partido es una pesadilla conseguir un ticket. Hay que llegar a la cancha varias horas antes. Se programan partidos en horarios de altísimo calor. La revisión a los hinchas comunes y corrientes es exhaustiva, prolija, minuciosa, casi humillante. Ir con hijos pequeños al estadio es someterlos casi a un vejamen. El aforo del recinto se reduce cada vez más. Y es caro. Muy caro. Mientras, los verdaderos violentos siempre, pero siempre, consiguen entrar al estadio en cualquier tipo de partido. La campaña es clara. No vaya al estadio, abónese al CDF. Así gana dinero esta empresa y chorrea a los clubes, quienes esperan pasar el platillo para su tajada correspondiente.
Es más sencillo, mucho más sencillo, ver un partido de Barcelona. Cuesta menos. Menos dinero y menos protocolo para ver los partidos del mejor equipo del mundo. Un destacado futbolista chileno es figura, juega de titular todos los partidos de Liga. El equipo cuenta entre sus filas con el mejor jugador del mundo, tiene un trío de ataque escalofriante, sus partidos son sinónimo de espectáculo. No solo en Chile. El Barcelona es popular en casi todo el mundo.
Pero el tema es más profundo. El fútbol chileno está encapsulado. Cuesta verlo. Cuesta ver a los equipos grandes. El resto es casi invisible. ¿La Primera B? Solo para fanáticos. El torneo chileno está alojado en las pantallas de un canal que no registra más de dos puntos de audiencia. Se abre al resto de los canales de televisión abierta, que tienen un sentido comercial, cuando ya no son interesantes, cuando la contingencia ya pasó. Las noticias no esperan. Ni para los medios, ni para el público. El CDF, de manera miope, sigue pensando que sí. Que los van a esperar.
Barcelona es el cuarto equipo más popular de Chile. Y amenaza con seguir subiendo.