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El gran dilema que vive Juan Antonio Pizzi en la Roja

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Lentamente la nueva Selección chilena comienza a tomar cuerpo, tras la salida de Jorge Sampaoli y la asunción de Juan Antonio Pizzi. La Roja ya tiene rivales para la Copa América Centenario (Argentina, Bolivia y Panamá) y el DT de la escuadra nacional se reunió con algunos jugadores en Europa y regresará al 'viejo mundo' para seguir con los encuentros.

Lo más interesante, en todo caso, ocurrirá en la primera quincena de marzo: el argentino realizará su primera convocatoria. Será con miras a los duelos contra Argentina y Venezuela, por las Eliminatorias.

De alguna manera, la próxima lista serviría para analizar hacia dónde se dirigirá Pizzi en cuanto al modelo de juego que procurará implementar en la Roja, la gran incógnita que tenemos todos al respecto. La presencia y también la ausencia de tales o cuales nombres permitiría inferir lo que buscaría desarrollar en la cancha el argentino.

Sin embargo, en ese escenario, y sin existir antecedentes previos de partidos disputados bajo su dirección técnica, todo lo que se diga puede estar más cerca de la ficción que de la realidad.   

Por de pronto, para avanzar hacia un juicio claro acerca de cómo jugará la Selección, bien vale la pena consignar una declaración del entrenador de la Roja. "Poco a poco vamos a ir conjuntando nuestras ideas y nuestras ilusiones para mantener una buena Selección", comentó en el sorteo de la Copa América Centenario, en Nueva York.

Puede parecer una oración dicha a la pasada, pero es todo lo contrario. Es claramente una declaración de principios y sin duda que anticipa cómo serán los primeros días de Pizzi en la escuadra nacional, cuando ya lo podamos observar enfundado en el buzo de la Roja. 

El entrenador es un conservador en términos futbolísticos. Esta valoración no posee ningún tinte denostativo. En absoluto, solo es una descripción de la forma cómo se desenvuelven corrientemente sus equipos en el terreno de juego.

Pizzi es más de 'trabajar' los partidos, que de salir a meter goles como si el mundo se fuera a acabar. Su concepción de juego ofensiva predominante es el Ataque construido. Eso sí, con un matiz importante de Contraataque, dado que el equipo no se ubica tan adelante en la cancha, lo que brinda espacios para salir velozmente en ofensiva.  

Para defender, el DT de la Roja emplea como concepción de juego el Reagrupamiento defensivo. Circunstancialmente en el límite de las zonas de construcción y ofensiva (tres cuartos de cancha), pero en forma asidua desde mitad del terreno de juego hacia atrás. De esta manera, presionar arriba quedará solo para la singularidad (ir abajo en el marcador, por ejemplo), lo cual no está tan lejos de cómo actuaba la Selección: ya el equipo no achicaba espacios en forma adelantada y se guardaba más para la tenencia del balón. 

Haciendo gala de su conservadurismo futbolístico es altamente probable que Pizzi modifique lo menos posible el modelo de juego de la Selección, en el inicio de su era. Los días para preparar a la escuadra serán escasos y ponerse a inculcar ideas nuevas resulta un absoluto despropósito. Es también un asunto de inteligencia aplicada al deporte en procura de mantener en alto el rendimiento y no de un mero propósito por ceñirse a una idea propia, considerada por cierto justa y exitosa. Y el tipo ha demostrado que es inteligente.

La instancia definitoria para que el argentino pueda inocular su estilo será la Copa América Centenario. En el certamen tendrá el tiempo (pero quizás a no todos los jugadores) para instaurar sus conceptos: bloque defensivo en el propio campo, énfasis en el juego por los costados, circulación del balón con gran premura mayoritariamente en la zona ofensiva y grupo numeroso para defender y atacar en un probable sistema 1-4-5-1. El dilema de Pizzi entre mantener o cambiar habrá culminado.