CDF, el último botín
Aunque la “organización para delinquir y defraudar”, como motejó Arturo Salah a la antigua dirigencia de la ANFP ya no está operativa, el tema de fondo recién empieza.
Sobre Sergio Jadue y su banda se puede decir mucho. Y desde ese mucho, desviarse hacia un sinfín de senderos. El desorden, los manotazos, los préstamos, las mentiras. Pero todo lo anterior es hojarasca. Como Cristián Varela negando que su firma en un cheque es realmente su firma.
Se podrá perseguir penalmente a los responsables, se podrá hacer un ajuste económico en la ANFP y volverla viable; se podrá bajarle los premios a los seleccionados, se podrá fiscalizar más a las Sociedades Anónimas. Incluso podrán recuperar la credibilidad entre el público, pero siempre habrá un pendiente.
El hincha debe estar alerta. La gran pelea, el gran río donde todos estos afluentes convergen está a la vista y es terrorífico: la venta del CDF. Esto es un aviso. La gran mayoría de los dueños de los clubes están ansiosos esperando este negocio. Se habla de mil millones de dólares, por lo que a cada club le corresponderían más de 30 millones de dólares.
¿Se imaginan los concesionarios de Copiapó, San Felipe o Barnechea recibiendo esa cifra? ¿Qué harían en Wanderers o en Colo Colo? Primero recuperarían su inversión inicial, luego harían un retiro de utilidades y después se irían para la casa.
Entonces venderían sus acciones a precio de huevo a quien quiera comprarlas. El fútbol se iría a la bancarrota, pues ya no podría cobrar sus derechos televisivos y además deberán pagar los impuestos adeudados por las antiguas concesionarias.
Que quede claro: el día que el CDF sea vendido a algún canal extranjero, se acaba la fiesta.
Están avisados.