Los 5 triunfos morales de la delegación chilena en Río 2016
Por ahora, la opción de lograr medalla ha sido una tarea esquiva, tal como se suponía. Pero hubo resultados históricos para Chile.
Tomás González era, sin duda, una de las máximas esperanzas de Chile para lograr la ansiada medalla olímpica en Río 2016. A ese lote se podían sumar Bárbara Riveros (que compite el sábado 20) y Francisca Crovetto. Sin embargo, al menos en el caso de la tiradora, el objetivo estuvo lejos de lo esperado.
Aún así, la delegación nacional sumó buenas actuaciones individuales. Históricas en algunos casos, que dejan un buen sabor de boca al análisis que se realiza del Team Chile en los Juegos.
Estos son los triunfos morales de la delegación chilena en Río de Janeiro:
Ricardo Soto
Se transformó en el mejor deportista de la delegación nacional gracias al noveno lugar que logró en el tiro con arco. Con apenas 16 años ya demuestra su alto nivel, que determina amplias proyecciones a futuro. “No lo imaginé. Ahora me proyecto para Tokio 2020”, anunció.
Érika Olivera
Se transformó en la primera mujer en la historia de los Juegos Olímpicos en completar cinco maratones. La chilena logró un récord mundial. “A eso vine y me voy feliz”, dijo.
Thomas Briceño
Ganó una pelea en Judo (90k), algo que ningún deportista nacional había conseguido en la historia de los Juegos. Hizo historia para su deporte.
María Fernanda Valdés
Su participación terminó en polémica, por el conflicto interno con su entrenador Julio López. Sin embargo, con el transcurrir del día su marca comenzó a instalarse en la parte alta, terminando en el séptimo lugar olímpico, lo mejor de Chile hasta ahora.
Julio Acosta
El cubano chileno finalizó en el 11° lugar en la categoría -62 kilos de las pesas. Aquel puesto lo dejó como el mejor nacional en unos Juegos Olímpicos, superando lo realizado por Jorge García en Londres, momento en que fue 13°.
Ducó y Tomás ratifican su sitial
Por otro lado lo realizado por Natalia Ducó y Tomás González ya no reviste novedad. Ambos volvieron a ingresar a una final olímpica, tal como en 2012, ratificando que su inclusión en la elite mundial ya no es casualidad.