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PRIMERA B

La pesadilla que Lucas Giovini vivió en el fútbol de Argentina

El arquero, quien regresó a La Calera tras un año, fue marginado en Quilmes por líos dirigenciales. "Me empezaron a dejar de lado y sin poder entrenar", cuenta.

Actualizado a
La pesadilla que Lucas Giovini vivió en el fútbol de Argentina
Sebastian Cisternas/Photosport.

Más de un año debió esperar Lucas Giovini para volver a disputar un partido oficial, luego de un tortuoso paso por Quilmes de Argentina. El arquero defendió la portería de Unión La Calera ante Palestino en la Copa Chile y ya asuma otros dos encuentros en el Transición de Primera B.

En abril de 2016, Giovini fue titular por los cementeros en la derrota por 3-1 frente a San Luis. Después, el argentino nacionalizado chileno emigró al fútbol trasandino en busca de una oportunidad en primera división. Sin embargo, la experiencia fue negativa.

"Volver siempre es muy importante. Estuve ocho años de corrido en Chile. El año pasado me fui a Argentina y no lo pasé bien. Fue una involución en lo futbolísticos. Una experiencia más y hay que tratar de asumirla como corresponde. Hoy estoy feliz porque he tenido la oportunidad de jugar después de un año y un mes. Junto con mi familia nunca bajamos los brazos y creímos en esta posibilidad", manifiesta Giovini a AS Chile.

-¿Qué le pasó en Argentina?
-Llegué cuando el plantel estaba armado. Como al mes de mi llegada hubo unos problemas dirigenciales entre el club Quilmes y Unión La Calera. Después me empezaron a dejar de lado y sin poder entrenar. En enero se me complicó todo y no me llevaron a la pretemporada, pero todo por temas dirigenciales, nada de índole personal.

-¿Cómo reaccionó entonces?
-Seguí entrenando, con cadetes, a donde me citaran. Llegó un momento en que no aguante más. En marzo me vine, porque necesitaba estar más tranquilo. Llegué a acuerdo con Quilmes y me desvinculé. Salió la posibilidad de volver a La Calera y obvió que no lo pensé mucho.

-¿Qué hizo desde marzo hasta integrarse a La Calera?
-Me mantuve entrenando solo en La Cruz, una ciudad acá cerca de La Calera, donde estoy radicado con mi familia. Iba al gimnasio, entrenaba con gente conocida para ponerme a punto. En junio me vinculé con La Calera y empecé a entrenar en el club. Lo importante era que cada vez quedaba menos tiempo para volver a entrar a una cancha, que era lo que más me interesaba. Mucha gente me dio sus buenas vibras para volver al club. Víctor Rivero (DT de La Calera) me tomó en cuenta para su proceso. Soy un agradecido también por eso.

-¿Fue complicada la etapa de cesantía?
-Trataba de no hacerme problemas. Jugaba pichangas con mis amigos, pero a lo lejos. Entrenaba en doble turno. Por la mañana hacia aeróbico y por la tarde iba al gimnasio. Así me mantenía y eso me permitió insertarme bien en el fútbol. Estaba bien en el peso y con el estado físico adecuado. Cuando volví a entrenar me faltaba tiempo y distancia, pero estaba más cerca de lograrlo por haber entrenado solo.

-La Calera es colista en la tabla de coeficiente y está en peligro de descenso.
-Lo tenemos claro y hemos preparado un equipo competitivo. Tenemos que salir a ganar todos los partidos, porque para nosotros ya comenzaron las finales. Sabemos que tenemos una desventaja, creemos que podemos revertirla.

-No será fácil mantener la categoría.
-Tenemos fe y convicción. Hay que trabajar y achicar la diferencia que hay con los otros equipos. Eso nos tiene preocupados. Es un puntaje inadecuado. Los que llegamos sabíamos cómo está La Calera. Nos gustan los desafíos. Hay un buen grupo, con buenos jugadores. Eso se va a ver reflejado en el campeonato. No tenemos nada de margen y eso lo sabemos. La idea es sumar puntos y tenemos la cabeza bien metida en eso. Esa es nuestra mentalidad hoy día.

Unión La Calera