El mediocampo perfecto para el lucimiento de David Pizarro
En el clásico, el Fantasista fue uno de los mejores del cuadro azul. Mucho tuvo que ver en su buen nivel la complementariedad que evidenció con Reyes y Caroca.
Se han disputado 11 fechas del Torneo Transición y David Pizarro ha estado presente en 10 jornadas del campeonato. Sin embargo, hasta el estrecho triunfo por 1-0 frente a Universidad Católica, el volante nunca había sido titular.
Para el DT de Universidad de Chile, Ángel Guillermo Hoyos, se había vuelto una costumbre incluir al experimentado mediocampista, de 38 años, durante el segundo tiempo. La exigencia física disminuye, los espacios son más amplios y el tiempo posible de maniobra con el balón aumenta, por lo que es un escenario favorable para el despliegue del talento del porteño.
Sin embargo, Hoyos estimó que bien secundado por Lorenzo Reyes y Rafael Caroca, Pizarro podía rendir a plenitud. Finalmente, la variante táctica, por momentos, le dio buenos resultados al técnico de los azules: junto a Johnny Herrera, el Fantasista fue uno de los mejores jugadores locales en el Estadio Nacional.
Un "tiempista"
El aporte de Pizarro se circunscribe esencialmente a la fase ofensiva. Es un "tiempista": controla el balón y lo cede en el instante justo de acuerdo a las necesidades del partido, opta por jugar corto o largo en vista de lo que indique la cada maniobra y acelera, mantiene el ritmo o lo baja a partir del posicionamiento de los rivales.
En el plano defensivo, la labor de Pizarro es totalmente posicional. Con el equipo en protección de su portería, el volante ocupa un espacio y si interviene en la recuperación del balón, lo hace por ubicación en el lugar preciso y no por acción. Esta contribución es colateral, ya que el grueso del trabajo recae en los otros dos mediocampistas.
Nobles escuderos
Ante la UC en el clásico universitario, el Fantasista mostró todo el repertorio futbolístico referido. Para ello resultó fundamental el complemento táctico brindado por Reyes y Caroca. Con el soporte de ambos, cuidándole la espalda (cosa fundamental en un sistema de juego con solo tres volantes) e interactuando en la circulación del balón sin baches, Pizarro brilló.
Caroca es un "todo terreno". Recorre la cancha hasta el pitazo final infatigablemente. Lo mejor es que también su facultad para cambiar de ritmo (picando al espacio para recibir la pelota o en la persecución de algún rival) se mantiene inalterable. Gana la mayoría de las veces en el uno contra uno. Asimismo, ha ido mejorando con el balón en los pies, asunto que no era tema en su paso por Iquique, pero que en la U había sufrido una merma.
Reyes es el eje del cuadro azul. Casi nunca la acción rival lo pilla mal posicionado, su ubiquidad por delante de los centrales siempre es óptima y es la primera barrera cuando el rival crece. No le hace el quite al balón en el inicio del juego: recibe de espalda y no pierde la pelota, y de frente al arco oponente es un apoyo de sostén fiable para modificar la orientación del juego. Contra la UC evidenció una sinergia con Caroca para soltarse en ataque y ser relevado óptimamente, sumándose al juego de toque de Pizarro, enalteciéndo la gran faena del Fantasista.