El enemigo equivocado
Este sábado David Pizarro regresará a Playa Ancha después de su tormentoso retorno a Santiago Wanderers donde se suponía iba a poner fin a su carrera. La historia es conocida, el Fantasista volvió al puerto a mediados de 2015, se lesionó, reclamó públicamente por las deficientes condiciones para recuperarse, jugó poco y abandonó el club criticando con dureza a los dirigentes. De vuelta, recibió una andanada de cuestionamientos de la concesionaria y algunos hinchas por su alto sueldo y lo poco que estuvo en la cancha.
Pizarro brilla hoy en la U, se transformó en un amuleto para Angel Guillermo Hoyos en los segundos tiempos y en el clásico universitario se dio el gusto de anotar el gol del triunfo que le permite al equipo seguir prendido en la carrera por el título. Dio vuelta la página hace rato.
Resulta que uno de los grandes temas de la semana ha sido el clima hostil que espera al volante en su vuelta al estadio Elías Figueroa. Pedro Cordero, director de la corporación encendió la hoguera. Prometió lienzos en las calles y lo tildó de traidor. En paralelo, Gonzalo Serrano, director de concesionaria, coincidió, en que no será bien recibido. La razón: la forma en que, a su salida, expresó sus discrepancias con la administración del club. Increíble. Estos señores son los mismos que después ponen el grito en el cielo cuando los barrabravas provocan incidentes o a los hinchas se les sale la cadena. ¿Acaso tratar de traidor a un jugador formado en casa no es una apología a la violencia?
Si el mensaje de Cordero capta adhesión en algunas personas, por pocas que sean, estaremos inmersos en el peor de los mundos. El que valida la revancha, la ley del ojo por ojo, la cuenta pendiente que se cobra apenas se da la ocasión. Me pregunto en este caso, ¿cuál es el gusto? ¿Qué diablos gana? Si la torpe alocución del dirigente refuerza la animosidad de ciertos hinchas, ¿se hará cargo de las consecuencias? ¿Por qué lo que ventila por los medios no se lo dijo en su cara? Cordero juega con fuego y se equivoca feo.
No se trata de defender a Pizarro, pero ¿en verdad esperaban en Wanderers que no abriera la boca si algo le parecía mal? Pek estuvo 17 años en Europa, militó en grandes equipos italianos, pasó por la Liga Premier, jugó la Champions y Europa League, entrenó en complejos deportivos de primer nivel y se acostumbró a un estándar altísimo. Si en el cuadro caturro le pareció que las condiciones para recuperarse de una lesión no eran adecuadas y se trató en una clínica particular no tiene por qué sorprender. Una cosa es tener la camiseta bien puesta y otra hacer vista gorda con los mínimos exigibles.
Pizarro tiene la enseña verde grabada a fuego, pero eso no significa que no pueda tener una opinión fuerte y ser crítico de la concesionaría. Sí, de la concesionaria, no de la institución donde se formó y debutó en aquel lejano 1996 cuando aún faltaban varios años para que las sociedades anónimas entraran en escena. Pese a su dulce presente en la U y lo que ha significado en su carrera sus dos períodos con los azules, el Fantasista sigue siendo un wanderino de tomo y lomo, nacido y criado en los cerros del puerto. ¿Le van a echar los perros por algo que pasó hace más de 14 meses? ¡Estamos todos locos!