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Hernández

Incombustible

Incombustible
RAMON MONROY/PHOTOSPORT

Colo Colo ganó bien y sigue con vida en la Copa Libertadores. Un escenario tan expectante como insospechado respecto de hace cinco semanas, cuando la derrota con Delfín, en Macul, dejaba al equipo al borde de la eliminación y sumido en una crisis político-deportiva que ni siquiera el triunfo en el Superclásico logró revertir.

Mucha agua corrió bajo el puente: se fue Guede; llegó Tapia; salió Mosa; asumió Ruiz Tagle; Barroso volvió a ser citado; Fierro regresó a la titularidad después de un año; asomaron otros cortados y un largo etcétera. Lo que no cambió fue la gravitación y categoría de Esteban Paredes, la figura excluyente en la victoria ante Bolívar.

No se crea que Colo Colo hizo un gran partido, desbordó a los bolivianos y pegó un gran salto de calidad en lo futbolístico. No. El Cacique ganó de manera solvente, pero sin brillar. Con oficio, firme atrás y beneficiado por el aporte determinante de Paredes.

El ariete puede que haya perdido algo de explosión, lo que es natural a sus 37 años, pero mantiene intacto el resto de sus atributos: técnica, visión de juego, olfato goleador y una enorme capacidad para defender la pelota. Para decirlo en simple: Paredes entiende el juego y es muy bueno para la pelota. La ecuación perfecta.

Los goles frente a los bolivianos testimonian lo anterior. Un par de postales que explican, además de su vigencia, por qué fue capaz de romper el récord de Chamaco Valdés como el mayor anotador albo en la Copa Libertadores. El primer tanto, lo hizo decenas de veces, picando por el centro, leyendo el pase de Fierro, ganándole a los centrales y anticipando la salida de Quiñónez. El segundo, en otra faceta, defendiendo la pelota con picardía, superando al marcador en el mano a mano y definiendo con clase al segundo palo ante el achique del arquero. Golazo.

Colo Colo, con Paredes entre los 11 titulares, siempre tendrá opciones de convertir. Viene por añadidura.

El triunfo de Delfín ante Atlético Nacional en Manta dejó abierta la clasificación. Además, impone a los albos hacer un partido perfecto en Medellín donde el equipo verdolaga saldrá con todo para no ver amenazada su clasificación. Escenarios hay muchos, pero si los ecuatorianos vencen en la Paz y Colo Colo supera al cuadro de Jorge Almirón, Atlético Nacional quedaría fuera y sería un desastre de grandes proporciones para un cuadro que viene siendo protagonista en los últimos años. Por eso, el duelo del próximo jueves es bravo, pero bravo en serio. El Cacique se lo buscó al perder con Delfín en casa. Ahora este plantel deberá mostrar de qué madera está hecho.

Sabemos que en el fútbol todo puede pasar, pero dada la coyuntura, y cómo recibió Tapia el equipo, un eventual empate ante los colombianos sería un estupendo resultado, pues aseguraría un cupo en la Copa Sudamericana y podría, en el caso de una victoria de Bolivar sobre Delfín en la última fecha, traducirse en el esperado boleto a octavos de final de la Copa Libertadores.

Después de 11 años y cuando menos se espera quizá llegó el momento de romper la maldición. Si Paredes, Valdivia y compañía lo consiguen los escépticos tendremos que tragarnos nuestras proyecciones y Tito Tapia habrá sumado otro logro relevante en su emergente carrera como técnico. Así sea por el bien del fútbol chileno.