El perfil de Vidal: 'antimadridista', polémico y ganador
El chileno está cerca de llegar al Barcelona y en España se lo destaca como un ganador, pero también como un jugador algo díscolo.
Se podría decir que Arturo Vidal, futbolista que está cerca de ser de Barcelona, juega como vive, al límite. Sólo un jugador como él puede ser regañado y perdonado por el país después de poner patas arriba la Copa América de Chile 2015. Aquella vez Jorge Sampaoli les dio la noche libre tras jugar contra México y estrelló su Ferrari de vuelta a la concentración.
Su caso se convirtió en un asunto de estado y la presidente Bachelet preguntó a Sampaoli qué decisión tomaría. Vidal, después de dar una terrible rueda de prensa en la que pidió perdón entre lágrimas (“me da vergüenza hasta hablar, les fallé a todos”) continuó con La Roja y conquistó la Copa América. Pocos meses después, reincidió y se multiplicaron las voces que lo acusaron de ser un habitual de Casino Monticello. En Alemania, la fiscalía de Múnich lo tiene denunciado desde el 2018 por golpes y lesiones en un incidente en una discoteca de la capital bávara en 2017.
Un ganador dentro de la cancha
Guardiola lo llevó al Bayern porque lo creía un jugador con pasión que contagiaba y también con un talento innato para entender el juego. El chileno ha sumado 13 títulos: 4 Serie A, una Copa Italia, dos Supercopa de Italia, tres Bundesligas, una Copa alemana y 2 Copas América. Ha jugado más de 100 partidos con la selección de Chile y su calidad como futbolista está más que demostrado. Le falta la Champions. Perdió una final contra el Barça en 2015 en la que vio una amarilla por una dura entrada a Busquets. Antes le había dejado un par de recados a Iniesta. No fue expulsado de milagro. Sí vio la roja contra el Madrid en los cuartos de final de la temporada 2016-17. El Bayern ganaba 1-2 y Kassai le mostró una controvertida segunda amarilla. El chileno salió caliente de vestuario y calificó el pase del Madrid como un robo. Nació ahí un creciente antimadridismo que acentuó la temporada pasada. Su video protestando el penal a Lucas Vázquez en el Madrid-Juventus (1-3) dio la vuelta al mundo. Cuando el sorteo emparejó al Bayern contra el Madrid, escribió: “La venganza es un plato que se sirve frío. ¡Vamos carajo!”. Él no jugó por su lesión de rodilla, pero desde las redes sociales estalló cuando en la vuelta no se señaló una mano de Marcelo: “Otra vez, penal de mierda”.
Vidal no le teme a nadie, ni siquiera a Messi, que podría ser su compañero. Hace apenas un par de meses, antes del Mundial, dijo en una televisión de Argentina: “Yo no le tengo miedo a Messi. Quizá el me teme a mí”. Vidal le ganó con Chile dos finales de Copa América a Argentina. En 2016 se enfrentaron también en la primera fase del torneo. Messi no jugó por lesión y Vidal lo infravaloró así: “Sin Messi nos costó más, presionaron y corrieron como nunca”.
Ha sido expulsado cinco veces en su carrera, una con el Leverkusen, una con la Juve, otra con el Bayern y dos con Chile. Siente con pasión ante su país, incluso para involucrarse en asuntos políticos. Vidal, cuyo hijo Alonso es diabético, empezó una campaña en redes sociales para que se incluyera el tratamiento que hoy recibe. El uso de la bomba de insulina permite regular el nivel de azúcar sin tener que someterse a constantes pinchazos. El Gobierno de Michelle Bachelet incluyó su incorporación al fondo de enfermedades de alto costo y Vidal le dio las gracias públicamente.
Vidal ha producido 67 millones de euros en traspasos. Se fue de Colo-Colo al Leverkusen por 5,5 millones de euros; la Juve lo fichó por 20 y lo vendió por 42 al Bayern. Si su traspaso alcanza los 30 millones, habrá sumado un valor de casi 100 millones durante una carrera que amenaza con no haber dicho su última palabra.