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ENTREVISTA AS

La exótica aventura de la figura curicana por la Liga de Kuwait

Ricardo Blanco estuvo seis meses en el Al Qadsia. Allá conoció el segundo mall más grande del mundo y vivió situaciones insólitas para el mundo occidente. "El hombre anda adelante y la mujer atrás", describe.

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La exótica aventura de la figura curicana por la Liga de Kuwait

Después de cuatro años retirado y trabajando como repartidor de pan árabe y en una vulcanización su padre, Ricardo Blanco encontró en Defensores de Belgrano de Villa Ramallo una nueva oportunidad en el fútbol. Su buen nivel lo llevó a All Boys, cuadro en el que también destacó dentro de la cancha, pero afuera sufrió por problemas económicos. Cuatro meses sin cobrar hicieron las cosas muy difíciles. "En Argentina no llegábamos a pagar las cuentas", confiesa a AS Chile. En ese momento apareció el Al Qadsia de Kuwait. 

LEE LA PARTE I: LA HISTORIA DEL "10" DE CURICÓ QUE FUE REPARTIDOR Y TRABAJÓ EN UN TALLER

LEE LA PARTE II: LA EXÓTICA AVENTURA DE LA FIGURA CURICA POR LA LIGA DE KUWAIT

"Aceptamos con mi mujer la propuesta por seis meses para tener algo el día de mañana. Era una muy buena económicamente hablando, por eso fuimos. Necesitamos estar bien, porque uno tiene hijos y ya no está solo. Ya éramos una familia y había que pensar en los hijos".

-¿Fue muy difícil la adaptación?
Primero se complicaba, no sabía inglés, el idioma era difícil, era una experiencia nueva. Con el transcurso del tiempo fuimos entendiendo inglés, árabe nada (risas). Al final fue una linda experiencia porque aprendes una cultura diferente.

-¿Lo más extravagante que vivió allá?
Recuerdo tres cosas. Una vez nos invitaron a comer comida tailandesa... no comimos nada. Era muy picante. Nos sentamos y ahí nos quedamos. Lo otro que recuerdo es que una vez fuimos a una casa de la gente que nos llevó y los hombres están con lo hombres nada más. Las mujeres a una pieza. Había una alfombra y todos descalzos estaban listos para comer. Pusieron una olla gigante y uno se sentaba en una almohada y con la mano izquierda en la espalda había que comer con la derecha, sin cubiertos. La otra es que en la calle el hombre anda adelante y la mujer atrás, sin tomarse de la mano. Todo muy machista allá. Además, la mujer no puede ir al estadio.

-¿Y su esposa qué opinaba?
Te soy sincero. Al comienzo todo era color de rosa. Te llevan a todos lados. De hecho, conocimos el segundo mall más grande del mundo, todo muy lindo. Pero después ya no había nada que hacer y peleábamos, lo normal de una pareja (risas). Nos veíamos la cara todo el día y decíamos: '¿qué hacemos?'. No entendíamos nada. Lo que rescato es que nos sirvió para fortalecer la familia.

-¿Le ofrecieron quedarse?
En un principio eran cinco años de contrato. ¡Imagínate yo allá todo ese tiempo! Por lo mismo firmé por seis meses. Además, mi esposa quedó embarazada allá y qué más lindo que volver a casa con la familia.

-¿Y cómo era el nivel de la liga? 
Allá no iba a entrenar tres días y me citaban igual (risas). Imagínate.