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Tiane que estás en el cielo

Es muy difícil ser la figura de un partido cuando atajas y pierdes 3-0. Christiane Endler lo logró, en una de esas jornadas donde la cantidad de paradas de gol la instalaron con justicia en lo más alto del podio.

El nivel de la arquera chilena es de talla mundial y traspasa los análisis y adjetivos. Si no es por ella el triunfo norteamericano habría sido mucho más amplio. Cinco tapadas de gol en la segunda parte. Atajadas difíciles porque no sólo son remates bien ubicados y con potencia, sino que muchas de esas acciones son de frente a la portería, a quemarropa, un grito de gol enmudecido por sus intervenciones magistrales.

Estamos en presencia de una figura deportiva que marca historia. Una pionera en un deporte dominado mundialmente por hombres y que encuentra su correlato machista en este lado el mundo. Endler puede ser una emblema en el despegue de la actividad en Chile. Más allá de sus atajadas sobresalientes, puede portar la bandera de un cambio cultural saludable e irreversible.

No comenzó en el arco. Jugó como delantera y lateral izquierdo. En un partido de preparación de la selección sub 17, el equipo enfrentó a su colegio. Los técnicos quedaron asombrados con esta espigada zurda y la invitaron de inmediato a participar en la escuadra. Fue Marco Córnez, ex arquero mundialista, quien le sugirió dedicarse a atajar los goles. Podemos decir que el primer equipo fue la Roja. Sus pasos por el Chelsea, Valencia y PSG la catapultaron en poco más de diez años a ser una de las mejores porteras del orbe.

Chile no ha convertido goles y le han hecho cinco. Pero el fútbol no es sólo estadística. Es un juego de sentimientos, héroes y heroínas. De historias y biografía. Tiane Endler es un faro que debemos seguir. Fuera de la cancha no tiene miedo en asumir posiciones políticas, sociales, sin empacho, con la misma seguridad que muestra en la cancha.

Hace unos días fui a buscar a mi hijo al colegio como todos los días. Y vi a un pequeño, no mayor de siete años, con guantes en sus manos y una pelota atrapada. Su camiseta decía Endler. El cambio es posible. Solo nos queda descubrirlo y alentarlo.