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Los cómplices pasivos en la U

El ciclo de Alfredo Arias en la Universidad de Chile parece haber terminado. Esto va más allá de la decisión de mantener o no al entrenador uruguayo en la cabina azul. Desde lo futbolístico, el equipo ya no encontró respuesta y si logra sumar unidades es para mantenerse en la zona de flotación y escapar de los lugares más bajos en la tabla de posiciones.

La U, por historia, por plantel, por afición, no se merece este pasaje. Pero la foto del momento es indesmentible. Muchos pensamos que el equipo tiene jugadores para salir de ese lugar, pero pasan las fechas y los azules no logran escapar de sus propios fantasmas. El principal rival de la Universidad de Chile es la propia U. Sin capacidad de respuesta, con turbulencias internas, con un entrenador nublado en sus decisiones, con rivales que van sumando, la tormenta perfecta arrecia hoy al cuadro azul.

Alfredo Arias tiene una responsabilidad importante en esta debacle, pero no única. El uruguayo entró por la ventana, negociando cuando su antecesor aún trabajaba y después mintiendo, con descaro, al respecto. Eso le quitó piso entre sus futuros dirigidos. Perdió la confianza de los jugadores antes de empezar, sobre todo de algunos referentes como Johnny Herrera que jamás le perdonaron su particular método de negociación.

Arias también es responsable de que el equipo no muestre una línea de juego. Cambios en todos los partidos, un equipo con un poder ofensivo muy limitado, acumulando una serie de empates que no le permiten despegar. Tanta fórmula solo demostró la inseguridad permanente del técnico. Sus declaraciones, su discurso empalagoso con poca profundidad, genera más dudas que certezas.

Pero Arias no es el único responsable. En lo absoluto. Su llegada fue tan manchada, tan mal manejada por él como por quienes lo contrataron. Tan mala fue la forma y el fondo que parecía que Frank Kudelka lo había hecho bien, pero el ex entrenador también tiene su cuota de responsabilidad. El plantel de la U es, evidentemente, desbalanceado. Y lo armó Kudelka, quien tampoco hizo un buen torneo el año pasado, aunque tuvo un aceptable remate en la segunda rueda. No olvidar que bajo su mandato la U quedó eliminada de la Copa Libertadores ante el Melgar, un equipo menor no sólo en el continente, sino que en su propio país.

A la U le ganaron todas las pulseadas a la hora de las contrataciones. Dejó escapar a jugadores importantes. Contrató refuerzos de dudosa calidad, dejó el plantel que muy pocas variantes, sobre todo en la zona de la creación.

Los jugadores son responsables, por supuesto. Los rendimientos individuales han sido muy bajos. Es difícil de creer que al cabo de 16 partidos, los delanteros de la U anoten tan poco. El goleador en esta temporada es Matías Rodríguez.

La dirigencia también es responsable. Cambiar tantas veces de técnico, no tener una visión clara de lo que se quiere y cómo obtenerlo. El trabajo de cadetes que no genera nuevas alternativas. Los referentes, como Johnny Herrera, que aparte de no jugar bien ha levantado mucho polvo con sus declaraciones.

Una tormenta perfecta que tiene a la U sufriendo como hace mucho tiempo no lo hacía. Y que no terminará solo con la salida de un entrenador. Puede salir a flote, sin duda, pero para respirar necesita cambios mucho más profundos.