ARCOS
El buen capitán
Ser capitán de un equipo de fútbol no es poca cosa. Es mucho más que usar un brazalete. Mucho más que ir a protestare al árbitro cuando los ánimos están caldeados. Es el representante de la institución en la cancha.
Ser capitán es un tremendo honor.
Hay capitanes que son símbolos de sus clubes. Cristián Álvarez, Johnny Herrera, Esteban Paredes, Mario Lepe, Chamaco Valdés, Luis Musrri, Víctor Merello. Tantos.
Resulta que a José Pedro Fuenzalida, actual capitán de la Universidad Católica, le preguntaron su opinión sobre los tres grandes del fútbol chileno. Dijo que Colo Colo era el más grande en cantidad de títulos y número de hinchas. Dijo que la U tenía una afición enorme. Dijo que su club, la UC, era la mejor institución. La más sólida y ordenada. ¿Es muy terrible lo que dijo Fuenzalida? No. Dijo lo que pensaba, respetuosamente, sobre propio y ajenos.
En México, donde espera recuperarse de una grave afección, Nicolás Castillo respondió a través de las redes sociales. El delantero es formado en el club de la franja y, además, hincha reconocido. Como todos, Castillo tiene derecho a dar su opinión y no compartir la visión de Fuenzalida. El tema en debate son los argumentos utilizados. Según Castillo el capitán de la UC debe considerar que su club es el más grande en todo. Si así fuere, el número de futbolistas que podrían portar la jineta de un equipo se reduce muchísimo. De hecho el mismo Castillo no podría ser capitán de ninguna escuadra aparte de la UC. Sólo deberían jugar futbolistas que sean hinchas del club.
Esto es fútbol, sabemos que da muchas vueltas y el destino de los jugadores es variado. A veces terminan vistiendo la camiseta del archirrival. Leonel Sánchez jugó en Colo Colo y fue campeón en 1970. ¿Alguien duda que el zurdo es el jugador más representativo en toda la historia de la Universidad de Chile?
Fuenzalida ha remado contra corriente. Pudo ser un montón de cosas y optó por el fútbol. Proviene de un hogar privilegiado en comparación a sus compañeros. Así como existe discriminación a las clases bajas en casi todas las esferas de la sociedad, quizás al Chapa lo discriminaron al revés. Por rubio. Por cuico. Por ser de derecha. Eso también es discriminatorio. Fuenzalida no eligió el camino más fácil para él.
Muchos no estamos de acuerdo con el pensamiento político y el discurso “valórico” de José Pedro Fuenzalida. Pero defendemos, con toda la fuerza posible, la opción a que diga lo que piensa. La libertad no radica en apoyar sólo a los que piensan como uno. Su secreto está, precisamente, en aceptar al otro, aunque camine por la vereda contraria.