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Reinaldo Rueda es entrenador de fútbol. También es profesor de educación física, con post grados cursados en Alemania. Reinaldo Rueda es aficionando al acordeón, instrumento que toca con maestría según confiesan sus allegados. Reinaldo Rueda puede ser buen técnico o mal técnico, dependiendo del paladar futbolístico, pero hay un oficio que el colombiano no realiza: Reinaldo Rueda no es mago. Puede plantear bien o mal un partido. Sus equipos pueden ser superados por los rivales (el fútbol es un juego de oposición donde el rival también juega). Puede acertar o confundir el juego a partir de sus cambios y decisiones técnicas. Pero Rueda no saca agua de las piedras. No inventa jugadores donde no los hay.

Con algo más de pausa y pensando en la doble fecha eliminatoria que viene en noviembre, contra Perú y Venezuela, el balance del colombiano puede ser agrio. Porque Chile jugó para sacar más puntos, estuvo a punto de cosechar cuatro y se quedó solamente con una unidad.
Rueda vio como los soldados caían uno a uno. Bravo, Maripán, Medel, Orellana, Pulgar ni siquiera llegaron a la citación. En una baraja de pocos naipes, después se lesionaron jugadores como Vilches, Valdés, Gaete, Arias. Chile jugó el partido contra Colombia con su tercer arquero, cosa que habitualmente no ocurre.

Hace 20 días Sierralta no era un nombre considerado entre los posibles titulares, por ejemplo. Rendimientos más o menos, Cortés, los hermanos Díaz, Vegas, Baeza, respondieron en los dos partidos, algunos con más certezas y seguridades que otros. Pero de mitad de cancha en adelante Chile posee pocas alternativas de jugadores jóvenes que podrían soportar una eliminatoria, ya sea desde la emergencia o desde, ojalá, su pronta consolidación internacional.

A medida que la cancha avanza, la Roja pierde opciones de recambio. Además de Alexis Sánchez, Chile no posee nombres de alto rendimiento arriba. Eduardo Vargas, quien tiene una enorme historia de goles por la casaca nacional incuestionable, parece quemar sus últimos cartuchos. Fabián Orellana lleva años jugando en Europa y debería ser titular cuando esté en condiciones. El resto son apuestas, jugadores a quienes no les podemos pedir que realicen por su selección lo que no hacen por sus clubes. Si fuera por chances, uno piensa en Ángelo Araos, Pablo Aránguiz (hoy lesionado), Jean Meneses, Felipe Mora, Juan Carlos Gaete, Marcos Bolados, Carlos Palacios, futbolistas con condiciones, pero con escaso roce internacional.

Si pedimos recambio, si exigimos recambio, es menester aclarar que ese proceso deja heridos en el camino, genera decisiones poco compartidas y tiene, casi de modo natural, una repercusión en los resultados. El recambio y el Deportivo Ganar, donde se evalúa sólo con el resultado puesto, no van de la mano por el mismo sendero.

Las grandes generaciones son estrujadas al máximo. Pasó en Perú, en Colombia, en Bolivia, en Ecuador, en Uruguay, en Paraguay y también pasa en Chile. Sumaría incluso a un gigante como Argentina. Quizás Brasil sea el único del vecindario que siempre tiene grandes equipos, aunque los defensores del Deportivo Ganar seguro argumentaran que no han sido campeones del mundo desde el 2002.

En los clubes el recambio también duele, aunque su naturaleza es distinta. No es lo mismo ser un entrenador que está día a día con los planteles que ser un seleccionador. Cuando los clubes salen a buscar lo que no producen en divisiones inferiores y los que traen son escaso aporte, se genera un círculo vicioso irrespirable.

Reinaldo Rueda pudo equivocarse en algunas decisiones. Algunos consideramos que su juego es algo conservador, especulativo, de reacción más que de propuesta. Pero no le pidamos que saque jugadores donde no los hay o mejore a aquellos que juegan en una competencia como la chilena, donde sus clubes suelen quedar eliminados muy temprano en los torneos internacionales.