El DT que los "equipos grandes" no ven
A Dalcio Giovagnoli lo contrataron en octubre con la misión de salvar a O'Higgins del descenso. Tres meses más tarde, el equipo rancagüino está en zona de Copa Sudamericana y no es imposible incluso meterse en Copa Libertadores.
¿Sorpresa? Para nada. El argentino hace rato que es uno de los mejores entrenadores del fútbol chileno. Con Cobresal fue campeón en 2015, inédito y sorprendente título para los mineros. Antes, alcanzó la semifinal del Clausura 2012 con Rangers de Talca y después, en 2017, llevó a Temuco a Copa Sudamericana, el primer torneo internacional del equipo. En términos simples, con poco ha hecho bastante.
Lo curioso es que su nombre nunca ha tomado fuerza ni en Colo Colo ni en Universidad de Chile, dos "equipos grandes" que cada día son más chicos gracias a las decisiones de sus dirigentes y los entrenadores que se han mareado al asumir en dichas instituciones.
En 2016, antes de la llegada de Guillermo Hoyos, su nombre estuvo en la mesa de Azul Azul e incluso fue contactado, pero rápidamente un par de directores le bajaron el pulgar. ¿Argumento? Un título con Cobresal no bastaba para llegar a la U. ¡Entendiendo cero!
"Somos un cuerpo técnico que marca la diferencia en el trabajo. Hay muchos vendehúmos que hablan de la presión alta. Nosotros trabajamos y nos adaptamos a las circunstancias", declaró hace un tiempo. Quizás, por ahí va la clave.
En el fútbol actual, y principalmente en el chileno, parece una obligación jugar con 4-3-3, sin importar qué material hay en el plantel y si los punteros no son rápidos ni sacan buenos centros. Giovagnoli juega a veces 4-3-3, otras 4-4-2 y así. Mira los jugadores primero, después el esquemita. Así "recuperó" a Marcelo Larrondo, el mejor "9" chileno del momento en el Torneo Nacional.
Parece increíble que Dalcio no haya tenido una chance en la U, pero si Hernán Caputto (a quien le faltaban unos 10 años más o menos de experiencia) y Rafael Dudamel, que lo único novedoso que ha hecho es sacar del equipo titular a Walter Montillo (su mejor futbolista), con lo que aisló para siempre a Joaquín Larrivey, su goleador. ¡Nadie lo pudo hacer peor que el venezolano!
¿Y Colo Colo? Ni hablar. Tarde se dieron cuenta que el objetivo del 2020 era evitar el descenso nomás. Perdieron mucho tiempo en el interinato de Gualberto Jara cuando Giovagnoli, bueno y barato, estaba libre. Las gerencias deportivas ven poquito fútbol parece.