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ANÁLISIS TÁCTICO

De criticado a figura en la UC

El ariete de 21 años ha logrado más protagonismo y su rol fue relevante en la clasificación cruzada. Sin duda es su mejor momento en el profesionalismo. Aquí, detalles de su evolución.

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De criticado a figura en la UC

No fue fácil la tarea que Diego Valencia tuvo ante Atlético Nacional de Medellín. El centrodelantero debía reemplazar a Fernando Zampedri, goleador y figura de Universidad Católica, pero respondió de buena manera, aunque esta vez la escuadra dirigida por Gustavo Poyet solo atacó con dos hombres. El canterano cumplió una actuación atractiva, que culminó con el gol que aseguró el triunfo de los cruzados y el paso a los octavos de final de la Copa Libertadores, justo después de una década.

Valencia ha ido conquistando un espacio en la UC. Irrumpió en 2018, bajo la dirección técnica de Beñat San José, con 18 años. Luego estuvo presente en los ciclos de Gustavo Quinteros y Ariel Holan, con presencias oscilantes en los duelos de los cruzados, lo que en su momento lo hizo blanco de algunas críticas. Sin embargo, la sensación en 2021 es que el panorama personal del atacante puede ser distinto. Suma cuatro goles en Campeonato Nacional y otros dos tantos en la Libertadores. 

Esfuerzo y polifuncionalidad

Centrodelantero nato, de todos modos el ariete jamás ha generado problemas por actuar en las otras dos posiciones del ataque (puntero o extremo derecho e izquierdo). Incluso, Holan lo alineó en alguna oportunidad como volante mixto o interior derecho y en todos los lugares su sello ha sido también el máximo esfuerzo por cumplir con la tarea encomendada.  

El plano volitivo ha sido un aspecto destacado, pero desde el punto de vista táctico la evolución del atacante criado en La Serena también resulta evidente. Su interpretación del juego, en el cumplimento de las tareas y misiones que cada posición involucra, no es de alta complejidad, pero sí lo suficientemente desarrollada para que las cosas funcionen en el ataque cruzado.

Es una alternativa de pase constante, en el campo de acción correspondiente, durante la fase de elaboración de juego en los cruzados. En muchas ocasiones resuelve sus intervenciones con maniobras de control y pase que le entregan continuidad a la circulación del balón. Sin embargo, la postura ideal del delantero, para concretar su participación más decisiva en el juego, es perfilado de frente hacia el arco rival. En tal situación puede ser más trascendente.

Como puntero o extremo, Valencia busca los avances mediante asociaciones, primordialmente con el volante del sector respectivo, o a través de desmarcaciones profundas a la espalda del marcador. De centrodelantero, las diagonales breves y sopresivas, frente al arco rival y en el borde superior del área penal, han ido constituyéndose también en un rasgo de su juego. 

Temas pendientes

A los 21 años, y acercándose a completar su cuarta temporada en el profesionalismo, valencia es todavía un jugador en formación. Probablemente, la falta de mayor regularidad como titular le ha imposibilitado que sus avances vayan más de prisa. Por lo mismo, el ariete evidencia aspectos que demandan un mayor desarrollo.

El primero y más importante por su puesto nato, guarda relación con la eficacia en el finiquito. En ocasiones, el centrodelantero ha fallado ocasiones por impresiones técnicas. Debería mejorar a través de la mecanización de respuestas de juego aprendidas en los entrenamientos y profundizando la autoconciencia de que en la acción de gol protagonizada puede estar la suerte final de la UC en el partido.

Lo otro, curiosamente, tiene que ver con el juego aéreo ofensivo. Pese a su estatura de 1,85 metros, hasta ahora su imagen no es la de un ariete que convierta regularmente o genere peligro mediante el cabeceo en ataque. Sobre todo en los centros desde los costados, suele entregarse inicialmente a la marca, adoleciendo del alejamiento final, cuando el balón iniciará la trayectoria, para ganarles la espalda o el perfil a los zagueros rivales.

Donde sí exhibe un avance llamativo es como destinario del ataque directo que, en ocasiones, emplean los cruzados. Posee facilidad para imponerse en los balones frontales que emergen desde la última línea hacia el sector ofensivo. Las desviaciones o pivoteos frontales del ariete de la UC son efectivos y se impone por su correcta coordinación tiempo y espacio para llegar antes al encuentro del balón que su marcador.