"De tanta espera, por fin pudimos salir" , declara Nicola Pérez . El arquero de 31 años vive en Ñublense su primera experiencia fuera de su país de origen, Uruguay, y hoy está disfrutando: el cuadro chillanejo se ubica en la quinta posición del Torneo Nacional, y él se transformó en uno de los mejores porteros del fútbol chileno: "Le demostré al equipo que puede contar conmigo".
Pérez no solo es un gran guardameta, sino que también un narrador enérgico. Y es que, debido a su dilatada trayectoria, el charrúa suma muchísimas anécdotas interesantes. Fue parte de una de las mejores generaciones juveniles que Nacional promovió al primer equipo, disputó un Sudamericano y un Mundial con la 'Celeste', fue campeón anotando un gol decisivo en la cara de Douglas Costa y, hace algunas semanas, una botella le permitió meter a los 'Diablos Rojos' dentro de los 8 mejores de Copa Chile.
Pero él va por partes. Se extiende al ser consultado por sus inicios en el fútbol y dice que aún tiene una deuda pendiente con su madre , un acuerdo que prometió cumplir y que arrastra desde que era apenas un adolescente. En conversación con AS, Pérez, el portero revelación de las últimas fechas, revela el largo camino que le tocó atravesar y que hoy lo llena de reconocimientos.
- ¿Cuándo inició su camino como futbolista? - Arranqué en las inferiores del Club Continental, que es un equipo infantil. Ahí milité hasta los nueve años. Después pasé a otro club de Melo, que es la capital de Cerro Largo, uno de los departamentos que compone a Uruguay y donde yo vivía, además. Integré la Selección de Cerro Largo ya más grande, en la Sub 15, y ahí tuve la suerte de que me tocó disputar un amistoso contra la Selección de Uruguay, y anduve muy bien. Ahí me llamaron, me integré y jugué el Sudamericano de la categoría con la Selección. Pero tuve que devolverme a Cerro Largo, mi mamá quería que yo terminara los estudios porque era muy chico (risas). Así estuve, yendo y viniendo. Luego a los 17 tuve la posibilidad de decidir entre cuatro clubes, que eran Nacional, Defensor, Danubio y Peñarol. Pero como me había llevado bien en la Selección con los chicos de Nacional, no dudé en firmar ahí.
- ¿Sus padres lo apoyaron en ese camino del profesionalismo? - Sí. O sea, yo vivía en un pueblo chico, y ahí era muy complicado lo del fútbol. En ese entonces no tenía mucha cabida. Se podía jugar y todo pero de competencias, nada. Los equipos a los que iba cuando chico quedaban en plena ciudad de Cerro Largo, a 40 kilómetros de donde yo vivía. Mi papá me llevaba y sí, se le hizo difícil, a veces no tenía tiempo porque trabajaba todo el día. Pero yo quería ir, era insistente. En ese sentido tuve unos padres de fierro y un abuelo increíble. Él jugó amateur, así que fue una influencia grande. La buena voluntad que ellos tuvieron me hizo todo mucho más fácil. Cuando chico me exigían sí, que tenía que terminar los estudios y, bueno, a uno como niño no le gustan mucho esas cosas. En mi cabeza siempre estuvo ser profesional y partir a Montevideo. Una vez que firmé por Nacional tuve que tomar una decisión, porque ellos me ofrecían terminar mis estudios en un nocturno, y yo era chico, a mi mamá no le gustó porque significaba que iba a estar solo, en una ciudad que no conocía y encima saliendo de noche. Así que preferí dejar de lado eso, mi mamá lo supo entender, creo que con el tiempo. Ahora una de las metas que tengo es terminar el liceo, acá en Chile o en Uruguay. Tengo que cumplir y darle el gusto a mi mamá (risas).
- Usted fue seleccionado desde pequeño, incluso disputó un Sudamericano Sub 20 en 2009... - Una de las cosas que más atesoro y que me hacen valorar el esfuerzo que hice, fue haber competido en todas las categorías menores de Uruguay. Fui convocado a la Sub 15, Sub 17 y Sub 20, jugué tres Sudamericanos y en los tres fui titular. Lamentablemente en ese que mencionas tú me lesioné en el hexagonal final, creo que contra Colombia, así que no lo pude terminar. Después logramos clasificar y fui al Mundial, pero mi recuperación tardó y llegué sin ritmo de competencia. Ahí fui segundo arquero de Martín Rodríguez. Pero de todas formas fue una experiencia increíble, impagable. Conocer Egipto en el Mundial fue magnífico. Son esas cosas las que uno como futbolista debe disfrutar y tomarles el peso, no toda la gente tiene la opción de viajar así.
- Ahí fue compañero de varios destacados, como Nicolás Lodeiro y Sebastián Coates. -Sí, mira, con Coates hicimos todas las juveniles juntos en Nacional, creo que desde la Sub 15 a la Sub 20. Esa generación de Nacional fue extraordinaria, creo que de las mejores que ha habido en el último tiempo. Me acuerdo que de los once que eramos, subimos nueve y todos el mismo día (risas). Menos el 'Morro' García, que era una locura de jugador y él subió seis meses antes que nosotros. Hablando de la selección también estaba Tabaré Viudez... Lodeiro, como tú dijiste. Fue un gran grupo esa Sub 20 de Uruguay.
- ¿Cuáles son los recuerdos más importantes que tiene con esa generación de Nacional de la cual habla? - Me acuerdo de un torneo en Punta del Este. Ahí nos tocó ser campeones. Lo recuerdo porque fue el último torneo que jugamos como juveniles. Esa copa se organizaba habitualmente, ya no se hace, pero en ese minuto era lo más cercano a jugar una Libertadores, entonces fue lindo para nosotros competir a nivel internacional. Había equipos brasileños, uno chileno si no me equivoco, uno colombiano. Estuvo entretenido. En la final jugamos contra Gremio, donde estaba Douglas Costa. Ganamos por penales, y me tocó atajar dos y convertir el penal decisivo.
- ¿Ya parecía a esa altura que Costa iba a llegar tan lejos? - Sinceramente ni lo conocíamos (risas). Después tuve la suerte de enfrentarme a él en el Sudamericano Sub 20 y ahí sí era distinto, ya era una figura importante en el equipo adulto de Gremio. Eso es lo lindo de esos torneos juveniles, que por ahí enfrentas a jugadores que piensas que no vas a ver más y después están en los mejores equipos del mundo.
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Nicola Pérez, en el encuentro entre Ñublense y Colo Colo. Su actualidad en Ñublense En la última fecha frente a Everton, el guardametas fue crucial para que Ñublense mantuviera el cero en su arco. Ya lo había sido en Copa Chile, ante O'Higgins, cuando en penales el conjunto dirigido por Jaime García logró meterse en cuartos de final de la competición doméstica. Allí atajó dos en la serie desde los doce pasos y parte de los créditos se los lleva un pequeño torpedo que él escondió tras el arco. Aquí cuenta la historia.
- ¿Cómo es la historia de ese torpedo? - Jajajá. Bueno, eso surgió porque era factible que nos tocara penales, porque en Copa Chile no hay tiempos extras y todos los equipos están parejos, entonces era posible. Ahí analizando con el preparador de arqueros qué podíamos hacer para que yo estuviese más preparado, se me ocurrió lo de meter un papel en una botella de Gatorade que teníamos. La memoria falla, entonces es mejor estar preparado. Le dije al preparador que la encintara bien, que fuese un papel blanco chiquito y yo me lo llevaba hasta detrás del arco, que seguro pasaba desapercibido. Al final dio resultados porque el primer penal lo paré según lo que decía ahí (risas).
- ¿Cuál es la clave del buen momento de Ñublense? - Yo creo que lo más importante es el convencimiento que tenemos. Porque si bien están los objetivos claros, está el factor físico, el factor táctico-técnico, creo que convencer a los jugadores es lo más crucial. Si no pasa eso, y no crees en tus condiciones, listo, no llegas a ninguna parte. Hemos tenido intensidad, hemos tenido ganas y yo sé que los altibajos en el fútbol son normales, en los últimos partidos hemos empatado harto, pero tampoco perdemos, lo que reafirma el buen momento que estamos pasando. Ojalá que ese período de altibajo sea corto y podamos seguir así de bien.
- ¿Y su rendimiento personal? En AS lo escogimos como el portero de la fecha. - ¡Gracias! Sé que estoy pasando por un buen momento, pero no creo que aún esté en mi peak, ese listón el mismo jugador se lo impone. Pero creo que lo logré en base al trabajo día a día, a la exigencia que me autoimpongo, al convencimiento de que tengo méritos para ser titular. Cuando llegué acá, me había costado un poco. El fútbol uruguayo es más lento, menos dinámico. Traté de adaptarme lo antes posible a lo que requería el profe Jaime (García), me fui soltando, agarré confianza y le demostré al equipo que puede contar conmigo. Cuando me ha tocado actuar, he respondido.
- ¿Cuál es el objetivo de Ñublense en el Torneo? - En realidad está muy parejo el torneo, no hay ningún equipo que sobresalga, ni siquiera alguno de los 3 grandes. Nosotros hemos mantenido una regularidad que nos ha catalogado como uno de los equipos de mayor intensidad pero, como te decía, a veces te juegan los altibajos y esas cosas no hay como prevenirlas. Además aún queda muchísimo, recién van once fechas, quedan dos tercios del Torneo. Nuestro objetivo claro es clasificar a una copa internacional, de ahí en adelante, lo que salga bienvenido sea.