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U. DE CHILE

El caso Galani-Sandoval en la U

Ambos volantes son protagonistas de una disfuncionalidad de larga data en el mediocampo y ante la UC no fue la excepción. ¿La habrá detectado Romero?

Actualizado a
El caso Galani-Sandoval en la U

Universidad de Chile sigue sin poder abandonar las crisis futbolística que la golpea desde hace 10 fechas en el Campeonato Nacional y que tiene el cuadro estudiantil cerca de los lugares de descenso y promoción en la tabla de posiciones. Los azules superaron a la UC durante todo el primer tiempo, pero al final de todas formas terminaron cayendo por 1-0 en San Carlos de Apoquindo. De los últimos 30 puntos en disputa, el cuadro que ahora conduce Cristian Romero solo obtuvo una unidad, lo que deja en evidencia sus fallas de funcionamiento.

Al respecto, existe una deficiencia en el mediocampo de larga data y de la que aún no hay señales de corrección. Proviene de la etapa de Esteban Valencia al mando del plantel y subsiste más allá de los cambios de organización posicional implementados por el propio ex DT del primer equipo y ahora último por Romero. Cabe recordar que la U, durante todo el 2021, ha tenido como sistemas tácticos de base el esquema 1-4-2-1-3 y el formato 1-4-3-1-2, con mayor predominancia de la primera propuesta de distribución espacial en el terreno de juego. 

Invasión posicional

Por momentos, la falencia se advirtió también en San Carlos ante la UC. Tiene que ver con la falta de coordinación posicional, sobre todo en la etapa de construcción de juego, entre Mario Sandoval y Sebastián Galani. Ocurre que ambos volantes terminan compartiendo un mismo espacio de juego, sobreponiéndose en una labor que debe estar asignada a solo un miembro de la zona de volantes. 

Parte del juego individual de Sandoval es descender en la cancha para recepcionar el balón principalmente de ambos centrales (Osvaldo González y Ramón Arias). Por lo tanto, el volante mixto se ubica en la misma línea de Galani, vulnerando el principio básico que facilita las asociaciones de avance hacia la portería rival: jugadores situados en distintas alturas y diferentes puntos en anchura en pos de la progresión.

Pasa así, porque el eje del accionar de Sandoval es su excelente pegada. El volante es capaz de habilitar a gran distancia con precisión casi milimétrica y, por lo tanto, necesita estar retrasado en el mediocampo para concretar sus envíos. Sin embargo, tal variante no es coherente con su función en la zona media, que consiste en asistir en proximidad espacial a la línea de ataque y defender cuando el oponente domina. Esto cuando actúa de volante mixto derecho en caso de una organización en rombo (sistema 1-4-3-1-2) o de mediocampista central libre cuando solo tres hombres componen el sector de los volantes (esquema 1-4-2-1-3).

La sobreposición de ambos mediocampistas influye negativamente en la fase inicial de construcción de juego. La circulación del balón se torna más pausada, permitiendo la rápida reorganización defensiva del rival, lo que hace más difícil a continuación encontrar las brechas por donde profundizar en la delantera. Asimismo, priva al '6' neto o fijo (Galani) de la misión ofensiva esencial que debe cumplir: enlazar, a través de la posesión, a la última línea con los puntos avanzados del mediocampo.

¿Solución?

La posible salida al inconveniente táctico pasa por situar decididamente a Sandoval en la posición de volante central, lugar que hoy ostenta Galani. Sin embargo, las razones de por qué esto no ha ocurrido resultan evidentes: el fuerte del ex Unión Española es la faceta ofensiva (construcción de juego) y su labor en la contención se circunscribe principalmente a un rol posicional (ocupar un espacio en la organización defensiva total y recuperar el balón o interrumpir el juego rival más por ubicación que por acción).

Por ende, la presencia de Sandoval como único '6' (sistema 1-4-3-1-2) o como volante fijo (esquema 1-4-2-1-3) implica un riesgo defensivo relevante. No significa que la variante no pueda ser implementada, pero normalmente ocurre en equipos en buena forma forma futbolística y que apuestan por un dominio permanente de cada partido. De esta forma, las exigencias defensivas para el mediocampista son menores y su labor se concentra principalmente en la construcción de juego desde una línea retrasada y con todo el panorama de frente al arco rival.