La amarga etapa de un ex azul como ayudante técnico: “Nunca me pagaron mi finiquito”

Juan González (46), ex defensor que pasó por equipos como Audax Italiano y la U, conversó con AS. En la primera parte de la entrevista, el hoy DT habló sobre el club azul, elogiando principalmente a dos canteranos: “Darío Osorio y Lucas Assadi son desequilibrantes y no he visto otros como ellos en el medio”. A ambos, por cierto, los dirigió en las series menores de los laicos.

Ahora bien, en esta segunda parte, el ‘Diablo’ González aborda otros temas: su amistad con Marcelo Díaz, la gran desilusión de su carrera, el amargo paso por Deportes Linares como ayudante técnico de Rodolfo Neme y sus nuevos proyectos.

“Marcelo es un jugador que quiero mucho. Tenemos una amistad que ha perdurado en el tiempo, siempre nos comunicamos. Y cuando ha habido situaciones donde uno pasa bajones anímicos, hemos estado el uno para el otro con una palabra de aliento y motivación”, cuenta González sobre su lazo con el volante de Libertad.

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- ¿Han conversado sobre su posible vuelta a la U?

- Marcelo siempre ha tenido la disposición y los deseos de volver a la U, porque es su casa. Lamentablemente, por diversos motivos, no se ha logrado concretar esa vuelta tan ansiada. Yo lo lamento, porque la U podría pensar en repatriarlo, en abrirle las puertas a un jugador que está en plenas condiciones, y que sería un aporte enorme dentro y fuera de la cancha. Para el plantel y para el fútbol anda buscando Diego López. Él dijo que jugadores de la jerarquía de Marcelo, cualquier técnico que ve el fútbol con una salida clara desde el fondo, y que le dé una continuidad a las labores ofensivas, pensaría en tenerlo dentro de su plantel.

- La U gana más con Marcelo Díaz, que él volviendo, ¿no?

- Sería muy beneficioso para ambos. Para Marcelo, por concretar el sueño de volver, y para la U, porque tendría un plus de jerarquía. Hay muy buenos jugadores, tienen capacidad, pero están en una transición de consolidarse, y no así Marcelo. Él ya es un jugador de jerarquía. La U tiene mucha gente joven, jugadores nuevos, y todavía no se ven rendimientos a tope, así como para que sean jugadores totalmente desequilibrantes. El equipo todavía está irregular, pero con la llegada de Marcelo se vería muy beneficiado. Él brindaría un fútbol que, en este minuto, ningún jugador de la U lo puede ejecutar en esos niveles.

- ¿Cuál fue su gran decepción en el fútbol?

- En el 2007 me tocó hacer un campañón con el Audax Italiano de Raúl Toro, que era un plantel tremendo. Ese año fue muy destacado para mí, tanto en el plano nacional como internacional, siendo reconocido por el medio, por gente del fútbol, y merecía estar en alguna nómina de la Selección. Lamentablemente, no se pudo concretar. Coincidió también con el cambio de cuerpo técnico, con la salida de Nelson Acosta y la llegada de Marcelo Bielsa. Métodos e ideas de juego totalmente distintas.

- ¿A qué lo atribuye su no citación?

- Por lo que me he enterado con el tiempo, a lo mejor fue porque no era un jugador tan joven para ese periodo. Pero desde lo emocional me quedo tranquilo, porque fue un par de años de muy buenos rendimientos. Solo no coincidió con una nómina. Fue la espina que me quedó, pero estoy tranquilo. Hice las cosas bastante bien.

- En 2013, usted se retiró del fútbol y fue prácticamente en silencio. ¿Por qué?

- Siempre fui un jugador de bajo perfil fuera del campo de juego. No era de aspavientos ni de vender humo. Lo que sí, en la cancha tenía otra personalidad. Tenía presencia, era agresivo en mi juego, y esas características siempre me las destacaron. También tuve la oportunidad de hacer muchos goles como zaguero central, algo un poco inédito. Eso no se pudo coronar con una nómina como te decía anteriormente, pero está la tranquilidad de lo anterior.

- Cuénteme de su etapa en Deportes Linares como ayudante de Neme (2020). Terminaron yéndose por problemas administrativos del club...

- No fue una experiencia muy agradable desde lo administrativo. Tomamos el desafío en la Segunda Profesional y, lamentablemente, el club hizo las cosas muy mal durante todo el periodo. Independiente de la pandemia, el equipo se manejó muy mal y no estuvo a la altura. Dejó mucho que desear. Hubo poco respeto hacia los jugadores, hacia el cuerpo técnico, con situaciones muy inusuales para el fútbol profesional. Finalmente, nosotros salimos del club y nunca nos pagaron un finiquito. Nos despidieron de forma extraoficial, ni siquiera algo más formal.

- Un poco apichangado, ¿no?

- Digamos que bastante. Linares es una ciudad que quiero mucho, tengo gente cercana ahí, pero el club se portó pésimo con los jugadores, con el cuerpo técnico, y sin respuesta alguna. Todo fue muy mal administrado.

- ¿Aún espera el pago de su finiquito?

- No, ya me olvidé. No voy a estar quemándome las pestañas. No tienen la capacidad ni el profesionalismo adecuado para responder. Las cosas no se dieron como uno quería, pero ya está. Lamentablemente, todavía quedan algunos equipos que funcionan en base a lo pichanga. Ya no corresponde darle más vueltas a la situación.

- Hábleme de sus nuevos proyectos...

- Estoy trabajando en dos proyectos que me permiten estar en cancha. Uno es la academia de fútbol para adultos, ‘Los Diablos’, en la que trabajo con un cuerpo técnico conformado, por ejemplo, por un experimentado preparador físico como Mauricio Valenzuela.

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- ¿A qué apunta su academia?

- Brindamos la posibilidad a que los adultos asimilen, entrenen y jueguen en base a un trabajo más profesional. Les entregamos todos los aspectos necesarios del juego, y obviamente la experiencia de uno da un plus. Estamos en Pirque y Peñalolén... Y también estoy administrando un complejo deportivo que tengo junto a otros amigos del fútbol, en Puente Alto, con canchas sintéticas para el público. En eso estoy, a la espera de tomar algún equipo y dirigir, que es para lo que estudié.