Su hermana jugó un Mundial con la Roja y él emerge en Primera: “Es mi ídola”

Paulatinamente, Ian Toro ha ido cumpliendo el objetivo que se trazó al dejar Universidad Católica por un nuevo préstamo en Copiapó. El canterano abandonó San Carlos de Apoquindo para lograr mayor continuidad competitiva y ya suma 9 partidos de titular. Toro es hermano de Javiera, seleccionada nacional que con la Roja Roja disputó el Mundial Femenino de Francia y los Juegos Olímpicos en Tokio, y conversó con AS para revelar cómo se abre paso en la mayor categoría del fútbol chileno.

“Mi hermana siempre ha sido un orgullo para mí, siempre fue mi ídola, desde chico. Ella me guio por el camino del fútbol, fue la primera que salió de la casa y después yo quise seguir sus mismos pasos. Gracias a Dios, se nos dio esto de ser futbolistas. Siempre hacíamos un equipo de primos con mi hermana, siempre disfrutábamos del fútbol”, manifestó Toro, de 20 años, quien hoy actúa de lateral izquierdo.

- ¿La idea de ambos siempre fue dejar la ciudad para probar suerte afuera?

- Claro, desde chico teníamos planteado que teníamos que salir para buscar un club o algo. Para salir de la casa, para vivir del fútbol, que es lo que más amamos. Toda la familia siempre ha estado relacionada con el fútbol, mis primos y mis tíos juegan harto allá también.

- ¿Qué le dice su hermana ahora que está jugando en Primera División?

- Siempre está su apoyo, mi familia siempre está atenta a los partidos también. Mi hermana me avisa ‘te faltó esto’, ‘tienes que hacer esto’, ‘te equivocaste en esto’ o ‘tienes que hacer mejor esto’. Así nos vamos guiando los dos, porque yo también le comento cosas del juego a ella. Me dice que ha visto que he crecido bastante mental y físicamente. Ella me ha ayudado bastante, porque es el puesto natural de ella. Yo era mediocampista, después pasé a lateral y le pregunté hartas cosas a ella, por si tenía alguna duda.

- Usted abandonó su hogar en Tocopilla, siendo adolescente, para llegar al fútbol formativo de O’Higgins…

- Sí, pero lo que pasa es que primero fui a Católica y después a O’Higgins. Fui a San Carlos, me probé en la Sub 14 y quedé, pero no me daban alojamiento. Entonces, la persona que me llevó para allá me dijo que había un posibilidad de ir a probarme a O’Higgins por una semana. Fui, me dejaron y me quedé con pensión en Rancagua. Ahí partió mi paso por inferiores.

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- Sin embargo, luego definitivamente llega a la UC…

- Claro, estaba en la Sub 17 y llegué en el segundo semestre. Me quedó marcada Católica, siempre me gustó el club y las instalaciones. También su forma de preparar a los chicos, lo profesional que son y todo eso. Allá hay gente que quiero mucho y me recibieron cuando llegué. En Tocopilla jugaban en canchas de tierra o de baby fútbol y llegar allá y ver los entrenamientos fue algo totalmente nuevo. Ahí pude vivir en la casa cruzada.

- ¿Cómo se gestó su llegada al club?

- Volví de nuevo, porque sentía que mi etapa en O’Higgins había terminado. No me sentía muy bien y quería probar otro aire. Justo mi hermana conoce a Mario Lepe y habló con él, y me consiguió una prueba allá. Fui y quedé.

- No alcanzó a debutar en el primer equipo…

- Sí, estuve como un año en el primer equipo con Ariel Holan y, en varios partidos, estuve en la banca, también en la Copa Sudamericana. Debutar en el primer equipo de la UC es un sueño que me falta por cumplir.

- Cuando deja el club a préstamo, ¿lo atrajo inmediatamente la opción de jugar en Copiapó?

- Sí, ya son varias temporadas a préstamo. Pensé que iba a estar cerca de mi familia, en Tocopilla, pero más me interesó que iba a tener la posibilidad de jugar. Quería soltarme, jugar, mostrar lo que tengo.

- ¿Qué espera hacia adelante?

- Lo primero es hacer un buen campeonato con Copiapó, mantenernos en Primera. Después, si existe la posibilidad de quedarme en Católica estaría muy feliz. Estoy trabajando para eso y ahora si logramos el objetivo con Copiapó, sería todo muy bueno.