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El fútbol de los entrenadores

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De un tiempo a esta parte la discusión futbolera se ha detenido en los entrenadores. Decir que los directores técnicos son fundamentales en el juego es una obviedad. Los buenos entrenadores, aquellos que dejan un sello más allá del resultado, esos que mejoran a los futbolistas que dirigen, los que generan sapiencia y curiosidad táctica en el jugador, los que logran convertir sus escuadras en reconocibles. Con diferentes esquemas, estilos, formas y diseños, los técnicos copan un rol fundamental en la ecuación. Pero a ratos nos olvidamos de los intérpretes de este juego, los que le dan un valor distintivo. Con toda la importancia del entrenador, algunos seguimos pensando que en este juego siguen desnivelando los jugadores.

El problema de plantear estos debates son las posiciones binarias que lanzan la pelota al pantano. Priorizar los jugadores no significa mirar con desdén al técnico. Llevar al entrenador a una posición de estrategia tampoco es subestimar el papel de los que juegan a la pelota. Pero es llamativo que hablamos más de Guardiola, Ancelotti, Alonso, Simeone, Klopp, que de los enormes futbolistas que dirigen. Cuando el futbolista es mayúsculo, la pirámide se invierte y pareciera que quien se ubica en el banquillo parece un instrumento. Se habla de Mbappé más que de Luis Enrique en el PSG. Mucho más de Messi que de Scaloni, sin duda. Pareciera que la Copa Centenario del 2016 la ganó la generación dorada sin entrenador, porque se suele minimizar el rol de Juan Antonio Pizzi. ¿Se acuerdan que el trasandino era el DT de Chile en esa segunda Copa América?

Incluso a la hora de los halagos se mantienen roles establecidos de antemano. Cuando el Real Madrid elimina al Manchester City, es la victoria de Ancelotti sobre Guardiola. Nadie jugó. Y cuando se alaba al italiano, se destaca su calma, templanza, sabiduría, sencillez, como si en su trabajo no hubiese pizarra, trabajo táctico, cambio de sistema en el mismo partido con los mismos hombres, variable dependiendo del rival, salida desde el fondo, amplitud del terreno, posición y posesión post pérdida.

Los entrenadores son claves, esenciales. Pero sin buenos futbolistas, es difícil que muestren su categoría, por ilustres y sabios que sean.