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Prisioneros de la nostalgia

Actualizado a

¿Por qué esperamos que Alexis Sánchez sea el de antes?

¿Por qué nuestra expectativa respecto a Arturo Vidal sigue siendo que tenga rendimientos superlativos?

¿Por qué asumimos que Claudio Bravo tiene que atajar todos los partidos en el Betis cuando se recupere de su lesión?

¿Por qué nos extraña que Eduardo Vargas juegue poco en Brasil?

Los ejemplos son variados, los nombres propios pueden cambiar, pero el concepto es el mismo: nos congelamos en un período fulgurante que ya está lejos y somos injustos, muy injustos, si no adaptamos la vara a la realidad 2024 para calificar a los principales referentes de la generación dorada. Somos nosotros, los de afuera, quienes exigimos un rendimiento acorde a una década atrás, con contextos incomparables. Todo ha cambiado, menos nuestra expectativa. Ante anhelos desmesurados, todo rendimiento será insuficiente.

Esto a propósito de la presencia de Arturo Vidal en el mercado de pases. Tras su paso en el Inter de Milán, el volante arribó al Flamengo donde tuvo alguna regularidad en el comienzo que poco a poco se fue extinguiendo. Así y todo en su palmarés aparece una medalla dorada como campeón de la Libertadores de América. La asunción de Jorge Sampaoli como entrenador adelantó un camino que ya era discontinuo. Una lesión lo dejó casi sin jugar el segundo semestre del año pasado y su trayecto por el Atlético Paraneanse sólo suma en la estadística. Ahora su nombre se ha vinculado con Boca Juniors, América de Cali, Olimpia y Colo Colo, entre otros. Todos esos equipos, cada uno en su contexto particular, suelen ser protagonistas en sus respectivas ligas y un jugador como Vidal es capaz de remecer cualquier liga con su presencia. Desde lo externo, una figura con un pasado descomunal, plagado de títulos, con un carisma que garantiza externalidades como sponsor, ventas de camisetas, público en las gradas. Un tónico para cualquiera de los equipos mencionados.

Otro párrafo es su aporte futbolístico. Primero, porque está pendiente la recuperación física. Una vez superado ese segmento, no podemos esperar que sea el mismo del Bayern Munich, el monstruo de la generación dorada, el mejor volante mixto que ha tenido la Juventus en décadas. Porque medir al actual Vidal con el antiguo Vidal es injusto para Vidal. Suena a trabalenguas, pero es muy sencillo. No es el mismo. No puede rendir lo mismo. No puede hacer lo mismo. ¿Significa que no puede ser un aporte relevante dentro de una plantilla? Por supuesto que no. Recuperado físicamente, enfocado en el juego, siempre puede sumar un montón.

Muchas veces el problema de las mediciones está en la vara y los portadores de esta.

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