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Si Jaime García fuera extranjero

Si Jaime García fuera extranjero estaríamos hablando de una revolución en Chillán. No sólo por lo hecho en el actual torneo, sino hace varias temporadas. Logró el ascenso, se mantuvo en Primera, fue protagonista y hoy es animador del certamen. Es uno de los equipos que mejor juega en el campeonato. Ofensivo, directo, versátil, con jugadores en diferentes posiciones. García logra algo que pocos entrenadores consiguen: sube el rendimiento de los jugadores a quienes dirige. No son pocos los hombres de Ñublense que venían de campañas discretas, pero en Chillán parecieron encontrar su lugar en el mundo. El técnico es uno de los grandes responsables de eso.

Si Jaime García fuera extranjero sonaría todos los años en los equipos más importantes del país. Sus números son más destacados que la mayoría de los DT que dirigen en Chile. Fue protagonista en La Serena, Santiago Morning y Ñublense. No cuenta con el presupuesto de otros clubes. No hace pataletas cuando lo agendan en días y horarios que evidentemente los perjudican, no le echa a culpa al VAR cuando su equipo pierde, no le manda recados a los dirigentes de su club a través de la prensa, no se taima cuando no le traen los jugadores que él pide. García sabe elegir, con pinzas, a buenos futbolistas, que en un conjunto crecen en rendimiento individual y colectivo.

Si Jaime García fuera extranjero dirían que es discípulo de Bielsa, de Klopp, del Muñeco Gallardo, de Tuchel. Hace un par de semanas Ñublense le hizo cuatro al tetracampeón del fútbol chileno. La noche en que goleó a la UC, García jugó en una línea de cuatro defensores donde tres eran laterales. Con la lesión de Del Pino Mago en pleno primer tiempo, con el partido aún no resuelto, dispuso a Fernando Cordero como lateral derecho (sí, al Chiqui, que es zurdo de nacimiento). Trasladó a Cerezo, el habitual marcador de punta diestro, al centro de la zaga, donde hizo pareja con Caroca, habitualmente volante central. Y en la izquierda jugó Campusano. Si eso lo hace un DT extranjero hablaríamos de un metódico contumaz, de un revolucionario del fútbol, de un creativo de la táctica. Ese día jugó arriba con Moya, con el Nico Guerra y Alexander Aravena. Cambió a los tres. Ingresaron Patricio Rubio, Felipe Reynero y Mathias Pinto. Siempre jugó con tres arriba. Pero a García nadie le dice ofensivo.

Si Jaime García fuera extranjero dirían que hace una gran campaña si termina entre los seis primeros del torneo. Pero como es chileno, es probable que le saquen en cara los partidos que pierde si no logra ganar un campeonato, como si Ñublense estuviera obligado a pelear por la corona.

Si Jaime García fuera extranjero leeríamos más columnas como ésta, que si no es la primera dedicada a uno de los mejores técnicos del país, pega en el palo.