Cronología de un proceso que Miguel Ponce logró revertir
En la preparación previa al Mundial, la Rojita parecía ir encaminada a un rotundo fracaso. Sin embargo, el Chueco asumió y le devolvió la alegría al plantel.
Si bien matemáticamente aún no está clasificado, Chile está con un pie dentro de los octavos de final del Mundial Sub 17. La Roja dio una muestra de valentía luego de terminar con 4 puntos la fase grupal tras la victoria sobre Estados Unidos.
El equipo lo celebró con todo, sabiendo que el camino no ha sido fácil. Hace sólo siete meses, todo parecía encaminado a un fracaso mayúsculo, hasta que apareció un hombre clave: Miguel Ponce tomó el fierro caliente y enrieló al equipo. En AS Chile hacemos un recorrido a la ruta que hoy tiene a Chile a un paso de entrar a la ronda de 16 mejores del mundo en la categoría sub 17.
El 3 de marzo de 2011 la FIFA anunció que Chile sería el organizador del Mundial Sub 17 de 2015. En la ANFP se sobaban las manos con un torneo que, a pesar de la edad de sus competidores, pondría al país en los ojos del mundo. Como anfitriones, la Rojita debía dar una buena impresión.
Por eso es que en julio de 2013 se presentó a Hugo Tocalli como el nuevo jefe de las selecciones menores del país. El objetivo era llevar adelante un trabajo que uniera a todas las categorías, con especial énfasis en la Sub 17 y la Sub 20, que tenían a la vista sus respectivos sudamericanos.
Casi tres meses después, el argentino le confió la Sub 17 a su compatriota Alfredo Grelak, quien tenía escaso curriculum en materia de éxitos deportivos.
Con Grelak los resultados nunca fueron buenos y las explicaciones para las derrotas no dejaban conforme a la ANFP. El trasandino llegó a decir que los frutos de su trabajo se verían en cuatro años, obviando el hecho de que Chile debía ser anfitrión de un mundial en poco tiempo más.
La inversión en la preparación del equipo fue alta y así llegó el sudamericano de la categoría en el verano de este año. La Rojita cosechó cuatro derrotas en igual número de partidos y la crisis estaba desatada.
En marzo, en un acto desesperado, los regentes del fútbol criollo sacaron a Grelak de su puesto y en marzo anunciaron a Miguel Ponce como su reemplazante. Chueco tenía poco menos de siete meses para arreglar la situación.
La mano del ex futbolista se comenzó a notar de inmediato. Tuvo que convencer a los jugadores, levantarles el ánimo y comenzar a conocerlos de a poco. El equipo tuvo varios partidos de preparación tanto en suelo chileno como extranjero y el juego, lentamente, mejoraba.
Así llegó el momento de entregar la nómina definitiva para el certamen, donde Ponce cambió a más de la mitad del plantel que había sido parte del sudamericano menos de un año atrás. Las diferencias con Grelak estaban a la vista.
Y llegó el día del debut. Muchos temían que un rival como Croacia le pasara por encima a un equipo del que su última imagen mediática había desastrosa. Sin embargo, Chile no desentonó e incluso con buen fútbol igualó 1-1 en el estreno.
Después vino Nigeria, el eterno favorito en todos los mundiales de la categoría. Los africanos golearon a la escuadra local y la obligaban a derrotar a Estados Unidos, otra potencia en esta serie, en el duelo final.
Chile batalló, intentó, y lo logró. Ante Estados Unidos un puñado de jugadores juveniles dio una muestra de jerarquía y un espaldarazo enorme a Miguel Ponce, que llegó a enrielar a un equipo que iba a la deriva.