La fuerte apuesta táctica de la UC que no resultó en el Clásico
Mario Salas buscó cambiar el rumbo con un nuevo sistema ante Colo Colo: 3 zagueros, 2 delanteros y 5 volantes. La fórmula solo fue eficaz en la primera parte.

La búsqueda de Mario Salas por mejorar el rendimiento de Universidad Católica en el Torneo Transición, hasta ahora, no había incumbido significativamente el sistema de juego de los cruzados. Sin embargo, en el Clásico ante Colo Colo, que ganaron los albos por 1-0 en San Carlos de Apoquindo, el DT se atrevió y sorprendió con un esquema posicional 3-3-2-2, cosa que solo había realizado en términos más o menos parecidos en la Copa Chile.
Los tres zagueros fueron Cristián Álvarez, Germán Lanaro y Branco Ampuero. El rol de único volante central lo cumplió César Fuentes, alineado con los carrileros José Pedro Fuenzalida y Germán Voboril. Como interiores actuaron Carlos Lobos y Luciano Aued. El ataque corrió por cuenta de Diego Buonanotte y Santiago Silva.
Buen comienzo
La UC fue superior en el tramo inicial del encuentro. El cuadro local se posicionó bien adelante en la cancha y la presión, tras pérdida del balón y/o en la salida del rival, le dio buenos resultados. Tuvo más pelota y el Tanque Silva realizó algunas asociaciones interesantes (estrelló un tiro en el palo), pero los carrileros no fueron influyentes (asunto muy negativo en un esquema que le asigna un rol clave a estos).
Aued asumió el papel de motor de juego en el mediocampo y tuvo otro buen partido (le sienta muy bien el puesto de interior izquierdo). Fuentes controló en forma correcta a Jorge Valdivia en la coincidencia espacial que se presagiaba. Los tres defensores, tras algunas vacilaciones, se afirmaron y controlaron bien a Esteban Paredes y Carlos Villanueva, el mediapunta que acompañó al capitán albo.
Sin embargo, la supremacía no se trasuntó en una multiplicidad de llegadas. Buonanotte, ubicado a la derecha del uruguayo Silva, no tuvo protagonismo. Se excedió en la tenencia del balón, atacó muy poco los espacios y, cuando tuvo la pelota, la carencia de apoyos por delante, a raíz de la tendencia de Fuenzalida por internarse en la cancha, entre otras cosas, lo dejó sin líneas de conexión ofensiva.
Mal final
En el complemento, la UC volvió a exhibir el control del balón. Sin embargo, la posesión no tuvo los visos de profundidad ofensiva. En el local, la pelota circuló de un lado hacia otro y el ímpetu de Aued se fue extinguiendo.
Salas hizo ingresar a Jeisson Vargas y luego a David Llanos. El primero se instaló de volante ofensivo y Aued conformó el doble '6' al lado de Fuentes, con amplia libertad para seguir empujando desde el mediocampo.
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Después salió Fuentes, Aued quedó solo en la contención y los interiores fueron Buonanotte y Vargas, con Llanos, el recién ingresado, al lado del Tanque Silva como segundo centrodelantero. Sin embargo, esto no se transformó en llegadas asociadas y al final la UC terminó atacando a pelotazos al área en busca de un cabezazo salvador o de la captura de un segundo balón para anotar.
Si en el complemento la idea era jugar por abajo, por la presencia de Vargas y Buonanotte en el mediocampo para asistir a Silva y Llanos, y abrir la cancha con los carrileros (entró Fernando Cordero por Voboril), esto no resultó. Los nervios fueron más fuerte por la angustia de estar cayendo ante un rival clásico. Desde atrás se saltaron siempre la línea de volantes con balonazos frontales que no surtieron efecto y tornaron más favorable la faena defensiva de Colo Colo.