Hernández
Opinión: El éxito de la selección femenina de Chile: ¡Ídolas!
Hace exactamente seis meses, el 21 de octubre de 2017, Colo Colo perdía en una infartante definición a penales ante Audax/Corinthians la final de la Copa Libertadores Femenina. Esa noche, Radio ADN transmitió desde Asunción y las seleccionadas chilenas que debían jugar un amistoso ante Argentina al día siguiente, en el marco de la preparación para la Copa América y la inauguración del estadio de Ovalle, estuvieron pegadas al receptor siguiendo la suerte de varias de sus compañeras. Pocos se enteraron que 24 horas después la Roja venció a la Albiceleste por 4-0.
Por eso este domingo, en el camarín, en la interna del plantel, existía la plena convicción de clasificar al Mundial. Le tenían tomada la mano a Argentina. Y le repitieron la dosis.
El camino a la Copa América Femenina fue más bien anónimo, bajo perfil, lejano a flashes y cámaras, en un plano completamente secundario. Pero estuvo en línea con una disciplina que por años ha intentado abrirse camino sobre la base de esfuerzo y perseverancia y debe luchar con la desidia de la mayor parte de los clubes profesionales cuyas señales a la ANFP son de indiferencia absoluta. Vaya error. Lo que le falta al fútbol femenino es gestión. Un buen espectáculo rinde, tiene potencial comercial, es atractivo, como perfectamente podría ser un Colo Colo – la U o un clásico universitario. ¿O cómo se explica la alta audiencia en radio y televisión desde el primer partido de Chile en la Copa?
Este logro es un triunfo gigantesco de las jugadoras y staff técnico comandado por José Letelier. Pero también del no pocas veces criticado directorio de la ANFP que trajo el campeonato al país, lo organizó bajo un estándar internacional y dotó a la selección de una preparación adecuada. Si bien la inversión en el fútbol femenino continúa siendo insuficiente, el paso que acaba de dar Chile no puede quedar como un simple relumbrón, debe encauzarse, ser capitalizado, sentar las bases de algo mayor. Sería, por lo demás, de justicia con un movimiento que surgió hace ya varios años en los barrios, ligas y universidades. Actualmente hay miles de chilenas jugando fútbol y esa tendencia que se convirtió en realidad merece tener una expresión profesional. En esa dirección hay que apuntar.
En tiempos de inclusión e igualdad de género, en un Chile que cambió, que mayoritariamente defiende la equivalencia de roles entre mujeres y hombres, la Roja dio un ejemplo contundente de que la combinación de talento y trabajo es la clave del éxito y no hace distingos. El pase de Claudio Bravo cuesta 440 veces más que el de Cristiane Endler y probablemente la diferencia nunca de acortará demasiado porque se trata de industrias incomparables, pero ambos, desde la capitanía y con sus estupendas actuaciones le dieron una alegría inmensa al país. Eso queda, valora, trasciende.
Chile está en el Mundial de Francia, tiene 14 meses para prepararse y una eliminatoria directa entre medio para clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Los ingresos por los derechos de televisión de la Roja masculina, que fueron muy bien comercializados por la ANFP, deben garantizar, más allá de la gestión específica que lleve a cabo el área del fútbol femenino, la mejor preparación del equipo y, de paso, el potenciamiento de las selecciones menores. Esperemos que el boom de esta semana genere condiciones favorables para un manejo financiero autónomo. De lo contrario, el circuito solidario tiene que operar como corresponde.
La selección dejó grandes capítulos y puso en escena notables momentos. Veintidós mujeres hasta hace poco desconocidas son hoy personajes públicos, embajadoras populares, que escribieron su propia épica y pasaron a formar parte la imagen más visible de un Chile que avanza con determinación hacia la igualdad de género. Después de largos años, en que sus evidentes progresos técnicos pasaron inadvertidos, éstas jugadoras pudieron al fin dar un salto de calidad, mostrarse ante el gran público y contar su increíble historia. Enhorabuena que haya sido en Chile y en un torneo tan importante como la Copa América. Bien por cada una de ellas. La Roja femenina, que se escuche fuerte, llegó para quedarse.