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U. DE CHILE

Así vivió Herrera su regreso al arco de la U ante Cobresal

Con aciertos y errores, alentando a su equipo y recriminándose, el portero y capitán vivió el que puede ser uno de sus últimos encuentros con los azules.

Así vivió Herrera su regreso al arco de la U ante Cobresal
JAVIER TORRES/PHOTOSPORT

Era un partido especial, como todos los que podría jugar de aquí a fin de año. Johnny Herrera podría estar viviendo sus últimos meses en Universidad de Chile y el portero es consciente de ello, por lo que vive cada duelo como si fuese el último. Así se vio en el triunfo de la U ante Cobresal por Copa Chile.

Fue el primero en saltar a la cancha a hacer el trabajo previo al partido y recibió a aplausos de la barra cada vez que caminó. Fue el más ovacionado de la U en las formaciones por lejos.

Comenzó el duelo y lo primero que hizo fue persignarse, encomendándose a Dios, tal como el resto del club lo hizo con la virgen en el Centro Deportivo Azul con una imagen instalada en la semana.

A los tres minutos agarró su primera pelota. Una buena tapada tras cabezazo de Carlos Muñoz en un tiro de esquina para el rival. Ese balón que dicen que es para que el arquero tome confianza.

De ahí en adelante vivió el partido con nerviosismo. Casi no celebró los goles de Benegas y Henríquez que metían a la U en la pelea por la llave. Pedía concentración, quería una diferencia mayor. De hecho, en una jugada en que Gonzalo Espinoza se quedó en el piso por una falta recibida, corrió hasta pasar la mitad de cancha para levantar al volante azul y apurar el juego.

Su momento más difícil en el partido fue en el gol de la visita. Herrera intentó tomar el remate de Marcelo Cañete tal como alguna vez lo hizo con Octavio Rivero en un clásico ante Colo Colo. El resultado fue el mismo, se le pasó el balón y terminó en un descuento que en ese momento clasificaba a los mineros, y traía de vuelta a los fantasmas de la U.

Herrera sintió la responsabilidad en el gol. Se golpea la cabeza y se recriminaba constantemente. Sólo el 3-1 anotado por Matías Rodríguez le devolvió algo de tranquilidad, algo que se transformó en jubilo tras el 4-1 de Marcos Riquelme.

Tras el pitazo final vino su desahogo. "No es fácil reponerse tras la derrota del Superclásico. Siempre ha estado la autocrítica, y está el plantel para pelear por otras cosas, no estar ahí abajo", expresó el portero, para cerrar una jornada especial.