Los motivos de Flamengo para asegurar a Isla como refuerzo
La negociación por la llegada del lateral de la Roja avanzó velozmente por dos razones específicas y así pudo desplazar a las otras opciones que evaluaba el chileno.
Boca Juniors, Betis, Valladolid y hasta en algún momento Valencia. Varios fueron los clubes que aparentaron ser el destino final de Mauricio Isla, pero finalmente el chileno optó por regresar a Sudamérica y será nuevo jugador de Flamengo, en Brasil.
Fue una operación ultra rápida. Recién durante la semana trascendió el interés del cuadro de Río de Janeiro por el lateral derecho de la Roja y, en pocos días, se concretó el fichaje con un contrato que se extinguirá recién en diciembre de 2022.
Pase en su poder
Toda la fluidez que no existió en las negociaciones con los otros interesados sí la tuvo Flamengo para poder contar con Isla. En este sentido resultó clave que el chileno sea hoy jugador libre, tras desvincularse del Fenerbahce de Turquía, a comienzos del mes de junio.
Al contar con el pase en su poder, Isla podrá sumarse inmediatamente a las competencias que disputa en la actualidad Flamengo, el Torneo Brasileiraro y la Copa Libertadores. Este último certamen lo ganó el nuevo cuadro del chileno en 2019, luego de vencer por 2-1 a River Plate, en Lima, Perú.
La normativa actual de competencias en Brasil establece que si un futbolista es traspasado desde un club a otro recién podría tener actividad competitiva en octubre, lo que genera un amplio periodo de espera que los equipos no están dispuestos a asumir. Recién en ese mes se abrirá el libro de pases en el fútbol brasileño.
Sorpresiva petición económica
La otra situación que aceleró la llegada de Isla a Flamengo se vincula con el plano económico. La liga de Brasil es por lejos la que paga los sueldos más altos en Sudamérica, pero de todas formas en el elenco carioca había algunas aprensiones en torno a las pretensiones monetarias del chileno.
Sin embargo, el acuerdo entre ambas partes se selló rápido. El lateral derecho de la Roja efectuó un petitorio económico por debajo de lo que estimaban en Flamengo, cercano al 50 por ciento de lo que los directivos inicialmente consideraban. Esto generó sorpresa en el club y fue clave para avanzar velozmente en las negociaciones hasta definir el contrato.