La Roja no sobrevive sin Aránguiz
El volante pudo actuar solo en el complemento en Colombia y, con su presencia, el funcionamiento colectivo mejoró radicalmente. Sigue siendo imprescindible.
La baja presentación de Chile en el primer tiempo contra Colombia obligó a Martín Lasarte a intentar cambiar el equipo durante el entretiempo. El DT uruguayo ordenó tres sustituciones y una de ellas resultó vital: el ingreso de Charles Aránguiz. Inmediatamente se notó la variante en el mediocampo con la presencia del volante del Bayer Leverkusen, reeditanto junto a Erick Pulgar y Arturo Vidal el tridente que se ha vuelto irreemplazable en la Roja.
Control del balón
Con Aránguiz, el manejo de la pelota se hizo constante y fluido en la Selección. Chile tuvo más el balón y en la mayoría de las ocasiones paso por los pies del ex Universidad de Chile. Su labor en este plano fue muy importante en los pases iniciales de la construcción, vinculando el sector defensivo con el bloque de ataque. Por momentos, Colombia se reagrupó en su campo y la lucidez de Aránguiz permitió que la circulación avanzara hallando los resquicios para profundizar en el instante preciso.
Equilibrio
El mediocampista del Bayer Leverkusen es, antes que todo, un jugador posicional y su gran poderío emana de la ubicación siempre correcta que exhibe en el terreno de juego. Por lo tanto, con Aránguiz entre los titulares, tras el descanso, la Roja se equilibró rápidamente en las transiciones ofensivas de los colombianos.
A diferencia de la primera parte, esta vez en pocas ocasiones la visita encontró descompensado a Chile. Esencialmente, porque el recién ingresado, con movimientos acotados en anchura y profundidad en el terreno de juego, ralentizó o neutralizó los intentos de avance del cuadro dueño de casa.
Personalidad
Aránguiz ingresó en la Roja en un momento en que la pelota le "quemaba" a varios nacionales. El equipo no funcionaba en el terreno de juego y esto tuvo un impacto colosal en la seguridad para administrar el balón. Sin embargo, con el hombre que actúa en la Bundesliga en la cancha el panorama cambió inmediatamente. Fiel a su estilo, en todo momento fue un apoyo preciso y que garantizó la circulación.
De hecho, en algunos instantes pareció que la posesión corría riesgo por sus intervenciones, pero no se amilanó insistió en la maniobra personal y en la mayoría fue capaz de extender el manejo del balón. Gracias a esto también creció Pulgar, la Selección descontó y estuvo al borde de la parida antes del 3-1 final de Colombia.